Con el juicio disciplinario contra el presunto ‘cerebro’ del desfalco al hospital de Aipe, surgen dudas ahora sobre el exgerente, Jorge Alonso Charry. El ente de control lo señala no sólo de haberse apropiado de dinero sino de haber sido permisivo en el control de la gestión financiera de la institución de salud.
Hasta ahora, todas las dudas sobre el desfalco a las arcas del hospital ‘San Carlos’ del municipio de Aipe, develado el año pasado, recaían sobre el entonces subgerente Edilberto Macías. Desde el primer momento en que estalló el escándalo, Macías Villarraga fue señalado como el supuesto y único ‘cerebro’ del entramado de corrupción que permitió el saqueo de millonarios recursos públicos, a través del giro y el cobro de numerosos cheques.
Sin embargo, con las decisiones que acaba de tomar la Procuraduría Provincial de Neiva sobre el caso, el ente de control siembra también un manto de duda sobre quien fuera el gerente del centro asistencial hasta el 31 de marzo pasado, el médico y especialista en gerencia de las organizaciones de la salud, Jorge Alonso Charry, y quien, hasta ahora, era conocido como el hombre que había destapado la ‘olla podrida’.
Los señalamientos no son de poca monta. En las motivaciones que tuvo la Procuraduría para llamarlo a juicio, el exgerente Charry Covaleda es señalado no sólo de haberse apropiado de dinero sino de haber sido permisivo en el control de la gestión financiera de la institución de salud.
Según el expediente, al que tuvo acceso en exclusiva LA NACIÓN, Charry –quien duró ocho años como gerente– se habría apropiado de $87 millones, al efectuar giros de 22 cheques a su nombre y endosados a terceros, sin soportes de pago o egresos. “Se trata de dineros girados que no corresponden al pago de su salario, habida cuenta que por usted pertenecer a la planta de personal de la ESE Hospital ‘San Carlos’ de Aipe, su sueldo era cancelado a través de la Cooperativa Coopeaipe”, le dice el ente de control al exgerente, en el pliego de cargos.
20 de los cheques, según la Procuraduría, fueron girados a lo largo del año 2018, a través de la cuenta corriente de Bancolombia número 45742880258. Los dos cheques restantes fueron girados, a través de las cuentas 0000076969995786 y 0-3908-000076-7 de los Bancos Davivienda y Agrario, respectivamente.
En esa relación, hay cheques girados por montos que van desde los $700 mil hasta los $10 millones. Los cheques fueron efectivamente cobrados.
“La conducta del señor Charry Covaleda se califica como gravísima acorde con el numeral primero del artículo 48 de la Ley 734 de 2002, al realizar presuntamente conductas constitutivas de peculado por apropiación a favor propio y de terceros, al constatarse que posiblemente en su condición de Gerente de la ESE Hospital San Carlos de Aipe y haciendo uso de las chequeras de la institución, se apropió de recursos públicos”, estimó provisionalmente la Procuraduría.
¿La plata para quién?
De acuerdo con las investigaciones de la Procuraduría, los 22 cheques girados por el gerente del hospital de Aipe, al ser endosados, pasaron inmediatamente a la esfera de disponibilidad de Bibian Gisela Cortes Pulecio, Deyanira Sánchez Espinosa, Héctor José Muñoz Montes, Edilberto Macías Villarraga, José Domingo Embus Cadena, y Héctor Fabián Días Garzón.
Las dos primeras personas eran ajenas a la institución, la tercera con vínculo contractual y los tres últimos empleados de planta de la institución para la fecha de los hechos investigados.
Más reproches
La Procuraduría le reprocha además al exgerente del Hospital de Aipe “haber omitido su deber de vigilancia y control de la gestión financiera” y que derivó en el gran escándalo de corrupción.
El órgano de control ha estimado en más de $530 millones el desfalco a las arcas de la institución de salud, mediante el giro irregular de numerosos cheques durante los años 2016, 2017 y 2018.
Además del exgerente, la Procuraduría ha llamado a cuentas al exsubgerente, Edilberto Macías Villarraga, y al exasesor, Héctor Fabián Díaz Garzón.
A Macías Villarraga, el ente de control lo señala de efectuar giros de 205 cheques a su nombre y a favor de terceros, desde las cuentas corrientes de los bancos Bancolombia, Davivienda, Banco Agrario y Banco Bogotá, que disponía el hospital de Aipe.
De esos títulos valores, según el expediente disciplinario, Macías Villarraga giró 11 a su nombre, los cuales fueron cobrados por él mismo. Los 11 cheques sumaron $51 millones.
De prosperar los señalamientos de la Procuraduría y aunque ya están por fuera de sus cargos, los tres investigados se exponen a inhabilidades para ejercer funciones públicas o contratar con el Estado en el futuro.