La Nación
Los desmanes de las actitudes viscerales 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Los desmanes de las actitudes viscerales

Froilán Casas Ortiz

Si hay algo impersonal es una masa humana, es una horda salvaje, lo que encuentra lo destruye con sevicia. ¡Cuánta sangre ha corrido por las calles del mundo a lo largo  de la historia y en todas las culturas y pueblos por  una multitud enardecida! Que un policía, un uniformado de la fuerza pública cometa un crimen, valiéndose de su investidura, merece un castigo ejemplar.

El patrullero o patrulleros que asesinaron con crueldad al señor Javier Ordoñez, merece nuestra más enérgica condena; para eso está la rama judicial para que judicialice el caso. Pero por favor, no es la policía nacional, es un miembro de ella. Un árbol no es el bosque aunque haga parte del bosque. Quemar los CAI(s), que fueron construidos con el dinero de nuestros impuestos, no es la respuesta a un atropello causado por un miembro de esa fuerza armada.

Quemar buses y saquear el comercio de trabajadores que luchan de sol a sol por sostener a una familia, eso se llama vandalismo y esto merece nuestra más profunda censura. El derecho a la protesta, que es sano en sí  mismo y solo se da en los regímenes democráticos, no nos faculta para tomarnos la ley por nuestras manos. Se habla de reforma de la Policía Nacional, sí es verdad, pero la reforma la necesita más el sistema democrático que nos rige.

Por todas partes se destapan ollas podridas. No ha existido ni existe gobierno y políticas que erradiquen este terrible cáncer de la sociedad: la corrupción que se traga más de veinticinco billones de pesos por año, por la voracidad de quienes tienen que ejercer la función de  ordenadores de gasto y al lado de ellos un sinnúmero de corifeos que se comen las moronas que caen de la mesa de los  epulones, es la principal causa de la descomposición social.

Por favor, ¡que nadie venga a lavarse las manos! Un policía no es la Policía Nacional; claro, esa institución como todas las del país, necesitan una permanente reforma. No vengan ahora a descubrir que el agua moja y se coja a una institución como chivo expiatorio para cacarear, -con frecuencia sin autoridad moral- una reforma de costumbres. ¡Ah, cuántos son idiotas útiles en estas hordas asesinas! Quienes están detrás de estos hechos son personas anárquicas que buscan el poder a toda costa y cuando lo conquistan se perpetúan en él, cambiando la Constitución a su antojo y generando la más cruel tiranía. ¡Cuidado! No se puede combatir un mal real con base en un mal mayor.

Tenemos que seguir luchando para llegar a una madurez democrática: un estómago vacío no puede ser demócrata, se vota por quien le ofrece el oro y el moro. Una clase dirigente inepta y corrupta es la antesala de un régimen totalitario.