Según la Convención Ramsar adoptada por Colombia, “los humedales son extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros y sus zonas ribereñas o costeras adyacentes…"
Especifica Ramsar que existen humedales naturales, humedales artificiales, es decir, creados por el ser humano (Ley 357 de 1997).
Además de que son sitios de recreación, conservación del patrimonio histórico y paisajístico, los humedales cumplen funciones fundamentales para la sobrevivencia de todo ser vivo, tales como reserva de agua, control de inundaciones, recarga y descarga de acuíferos, son filtros que previenen la eutrofización (el incremento de sustancias nutritivas en aguas dulces de lagos y embalses, que provoca un exceso de fitoplancton), favorecen la biodiversidad y controlan la erosión.
En Neiva la palabra humedal adquirió connotación en el año 1999 cuando el área del humedal El Curíbano, donde nacen varias quebradas (La Toma, entre otras) empezó a ser drenado y afectado por el urbanismo. En ese entonces la autoridad ambiental lo catalogó como “jagüey artificial”, tal vez quisieron decir aljibe, a pesar de que la Agenda Ambiental (1996) dice que de allí salían 4 litros de agua por segundo.
Los historiadores, la comunidad y la Fundación El Curíbano hemos afirmado que la zona tuvo características de pantano, condición que de forma reducida aún conserva.
Un pantano es un “terreno húmedo con agua estancada permanentemente o por un periodo de tiempo considerable, una cubierta densa de vegetación nativa y ricos en biodiversidad”. El Curíbano es una zona con láminas de agua aflorante (hidrohumedal) y oculta (higrohumedal), que ha conformado un área de recarga hídrica donde se origina la quebrada La Toma.
Aún hay presencia de especies de plantas bioindicadoras propias de humedal porque poseen tolerancia al encharcamiento de sus raíces como juncos, cortaderas, curíbanos y otras (familias Eriocaulaceae, Cyperaceae, Hydrophyliaceae).
Ya no se observan las abundantes aves como la viudita común (Fluvicola pica; TYRANNIDAE), garcita rayada (Butorides estriatus; ARDEIDAE), garza azul (Egretta caerulea; ARDEIDAE), garza blanca (Egretta thula; ARDEIDAE).
La importancia ambiental de la zona está reportada por los historiadores Delimiro Moreno y Gilberto Vargas Motta. Moreno afirmó en ponencia del 23 de junio de 1999 que “la caracterización del área en referencia está reportada desde 1687 como la Hacienda El Chaparro, conocida por sus tierras y por la suficiente provisión de aguas (en 1809, en una escritura pública corrida por Eulalia López y José Antonio Amézquita, se menciona la riqueza de sus aguas y el origen de quebradas en sus terrenos).
Vargas Motta afirma en su libro “Breviario del Huila y otros escritos” que la quebrada La Toma nace en el llano del Curíbano, localizado en la hacienda El Chaparro y en donde se tomaba el agua para la acequia pública que pasaba por el centro de la ciudad; reporta además que en 1871, el presbítero Federico Villoria relata la importancia medicinal de estas aguas. Fue, además, la base del primitivo acueducto municipal que luego sería utilizada por Reynaldo Matiz para mover la rueda pelton de su empresa de energía eléctrica, a comienzos del siglo XX.
Esos charcos, lagunas o pantanos (hoy técnicamente llamados humedales), donde habitaban peces de variados colores, patos silvestres, gallitos de laguna, libélulas multicolores, plantas del agua y tantas otras maravillas de la naturaleza, y que de niños tanto disfrutamos, no deben desaparecer, no pueden desaparecer sencillamente porque así se va perdiendo el equilibrio de la vida en el planeta.
La Ley 99 en su artículo 1 establece que “las zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos de agua y las zonas de recarga de acuíferos serán objeto de protección especial”… “el Estado fomentará la incorporación de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos para la prevención, corrección y restauración del deterioro ambiental y para la conservación de los recursos naturales renovables”. “La acción para la protección y recuperación ambientales del país es una tarea conjunta y coordinada entre el Estado, la comunidad, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado. El Estado apoyará e incentivará la conformación de organismos no gubernamentales para la protección ambiental y podrá delegar en ellos algunas de sus funciones”.
Toda Colombia está en el proceso de ordenamiento territorial; eso significa, entre muchas otras cosas, el reconocimiento y protección de los humedales urbanos y rurales, proceso en el que debe participar activamente la comunidad, desde luego con la orientación y liderazgo de la autoridad ambiental. En Neiva y el Huila, la Corporación Autónoma Regional de Alto Magdalena (CAM), es nuestra autoridad ambiental. Señores: tienen la palabra.
Fotos
Transformación del humedal
Foto del año 2000, cuando era la micro cuenca de La Toma. Actualmente es la urbanización Reservas de la Sierra.
En la actualidad, sector Reservas de la Sierra.
Un humedal: espacio donde se preserva y crea la vida.
Leyla Marleny Rincón Trujillo
*Leyla Marleny Rincón Trujillo es licenciada en Química y Biología, con especializaciones en las universidades Surcolombiana y del Tolima, y autora de múltiples documentos e investigaciones sobre ecosistemas y temas ambientales.
Dirección electrónica: elcuribano@gmail.com