Los medios de comunicación. Por Gabriel Calderón Molina

En unos  casos para  bien  y en otros  para mal,  los  medios masivos de comunicación –  TV y  Radio principalmente – dominan el escenario de  comunicaciones en el mundo globalizado. Han llegado  a adquirir  tanto poder que casi todo depende de la publicidad  que  estos  difundan. La ropa  que usamos, los alimentos que  consumimos, los productos de belleza que usamos,    los muebles que compramos, la marca del vehículo que utilizamos,  las publicaciones que leemos, el cine  que vemos y hasta las  medicinas que nos  recetan, etc. dependen de lo que la publicidad promocione. Sin exagerar, se puede  decir que la publicidad hoy todo lo manipula. Casi  todo lo bueno o lo malo  que está a nuestro servicio,  ha sido porque la publicidad   nos ha inducido a comprarlos y utilizarlos. Así,  la voluntad de mucha  gente  está  siendo doblegada por los intereses económicos de los productores  de bienes y servicios que encontraron en la publicidad  la forma de penetrar en los gustos, inclinaciones y costumbres de las personas. Por la publicidad la sociedad consume lo que a los productores y comercializadores  le interesa, que no es, muchas  veces, lo que al consumidor le conviene. El poder de la publicidad y los  medios se ha  tornado avasallador. Muchas veces para impulsar el mal, como  lo fue el caso la telenovela de pandilleros que  estuvo hace algún tiempo  pasando la TV, cuando miles de jóvenes encontraron en ese programa una escuela del pandillismo. Los  medios de comunicación, tanto construyen   como  destruyen. En Colombia,  en muchos casos,  no se utilizan para  construir una  mejor  sociedad. Parece que solo está  destinada  a satisfacer intereses económicos de los dueños  del capital. Si  se utilizara  para  combatir el mal, la labor de los  medios sería  definitiva  para inducir a la juventud a no consumir sustancias  psicoactivas, a no  formar  parte de pandillas, a respetar y  proteger los derechos de las mujeres, los  niños,  los  ancianos  y minusválidos, a  formarse en la cultura  ciudadana y a  aprender  a   convivir con los  demás, etc.  El gobierno, debería  valerse de los medios para adelantar campañas permanentes de educación en esos y otros  valores. Si es tan avasalladora la publicidad  para influir en los  gustos  consumidores de la  gente, ¿por qué no lo puede serlo, también,  para formar a la juventud en las buenas costumbres, en prevenir y combatir tantos  males  sociales, como los mencionados,  que  cada vez    hacen más invivible a Colombia?

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