La Nación
Los muertos que aguardan por un nombre 1 19 abril, 2024
NEIVA

Los muertos que aguardan por un nombre

400 cadáveres en el Cementerio Central de Neiva están a la espera de narrar su verdad y consumar el duelo que viven miles de familias, muchas de ellas golpeadas por el conflicto interno armado.

Lejos de las adornadas tumbas y elegantes mausoleos en el Cementerio Central de Neiva, un muro con 400 muertos anónimos conserva parte de la verdad sobre el conflicto interno armado que se ha extendido por más de medio siglo en Colombia.

Las revelaciones que miles de familias reclaman sin descanso, se encuentran en cuerpos que llegaron al campo santo desde el año 2008 a la fecha; y también abarcan otras problemáticas, entre ellas, las víctimas fatales sin identificar que han dejado los accidentes de tránsito.

Según la antropóloga Eloísa Lamilla,  quien ha realizado estudios en torno a los relatos históricos que alberga el lugar, sus tumbas, sus protagonistas y demás, los N.N. están ad portas de ser sujetos de un trabajo de investigación en el espacio funerario para “recuperar la memoria de esas personas y la información que tienen para contarnos”.

Consciente de lo que arrebató la guerra, sostuvo que es probable que algunos sean testimonio y contengan información valiosa para entender cómo se padeció de las violaciones a derechos humanos tanto en la ciudad como en la región. Aunque también aclaró que hay otros muchos “que simplemente fueron acogidos para darles una sepultura digna”, y que no están ligados al conflicto.

Destacó que este es un espacio “muy especial”, y entre sus razones expuso que “el mausoleo a las personas en condición de ser identificadas, o que no han podido ser reclamadas por sus familiares, nos da cuenta también de otras familias que no tienen los recursos y deciden dejarlos abandonados en los hospitales. El Estado, en este caso la ciudad, genera un lugar para su dignificación de su muerte”.

Esto se da desde que la normatividad colombiana solicitó a todos los cementerios que se creara un área para la memoria de los ciudadanos que estaban desaparecidos, o que desafortunadamente sus familiares no podían reclamar sus muertos porque no sabían dónde estaban, agregó.

Historia y verdad

En ese mismo sentido, Pedro Pablo Tinjacá, integrante de la Academia Huilense de Historia, expresó que las personas en proceso de identificación hacen parte de las narrativas de la historia: “pensamos que hay un gran testimonio en muchos de ellos”, resaltó.

También dijo que la Academia de Historia valora lo que está haciendo Medicina Legal y espera con anhelos que, teniendo en cuenta que la Justicia Especial para la Paz (JEP), abre su oficina en Neiva el 5 de marzo, la entidad también se interese por hallar más detalles en el campo santo, que sigan conduciendo hacia el camino por encontrar la verdad; en ese sentido, esta es “una buena oportunidad de explorar todas las posibilidades”.

Familiares de desaparecidos del Huila, en su mayoría del sur del departamento, están a la espera de respuestas y esta puede ser una fuente de las explicaciones que muchos necesitan.

“Pero no verlo solamente como identificar a alguien, sino desde la antropología social, de la investigación, sociología; conocer qué fue lo que pasó y qué hay alrededor de esa situación que se presentó”.  Muestra la posibilidad de esperanza de muchos colombianos que no han hecho el duelo  y expone parte de la magnitud del conflicto interno armado, agregó.

Es importante aclarar que según se conoció, la Iglesia Católica y quienes están a cargo del cementerio, expresaron que el consolidado de cuerpos sin identificar sería de 131. Sin embargo, también hicieron el llamado a quienes crean que sus familiares podrían estar en el campo santo, adelanten las gestiones pertinentes con las autoridades.

El Huila, es uno de los departamentos más golpeados por la guerra y en el marco de la implementación del Acuerdo Final, que le dio vida la JEP, la entidad también estará desde el próximo 5 de marzo con una oficina en Neiva escuchado y atendiendo a los actores del acuerdo.

Una de las  cifras que expone la enorme tarea que apenas comienza, data del año 2016, cuando el Centro Nacional de Memoria Histórica documentó que entre 1970 y 2015 se registraron 60.630 personas desaparecidas forzosamente en el país, todo ello en su informe “Hasta encontrarlos: El drama de la desaparición forzada en Colombia”.