La Nación
Los principios no se negocian 1 23 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Los principios no se negocian

En la cultura mercantil en la que nos encontramos, todo se negocia; hasta los valores y principios éticos se negocian. Todo tiene tasa y medida de acuerdo con intereses personales, económicos y, en general, en concordancia con las condiciones en que se encuentre el individuo. Hoy, tenemos la dictadura del relativismo moral: lo que hoy es bueno, mañana puede ser malo y viceversa. ¿Qué se mide en cada caso? Mi interés personal. Se afirma y, con mucha razón, en política no existen amigos, existen intereses. Hoy la persona cambia de partido como cambiase de medias. Las redes sociales, para la gran mayoría de personas sin sentido crítico, son el criterio del comportamiento y de las decisiones políticas y religiosas: el que más ruido haga, tiene la razón. Los principios incólumes y perennes como la vida, se negocian. Vale más la vida de la mascota que la de un niño; los animales, las plantas, los ríos, tienen derechos; los niños no.

El niño en gestación no tiene ningún derecho. El hombre de hoy, comete atrocidades que ni siquiera los animales más depredadores y feroces lo hacen. ¿Cuándo una madre felino mata a sus cachorros? Se va aceptando sin sentido crítico que cada uno elige el sexo que quiera, no está en la naturaleza humana la sexualidad, ella es cuestión de decisión, ¡qué horror! ¿Cómo es posible que personas, otrora sensatas, se van tragando el anzuelo? En terminología bíblica: ¡Hasta los cedros del Líbano han caído! El libro Santo ya nos lo decía en el siglo octavo antes de Cristo: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!” En ciertos círculos sociales, -por el silencio de los cristianos-, los creyentes están resultando una especie en peligro de extinción. ¡Cómo hace falta gente bien formada y con criterio! Ya lo decía Martin Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.  ¡Qué afirmación tan válida hoy! Hasta los ministros de Dios estamos callados. ¡Qué horror! La ética y la moral la hemos vuelto una gelatina, se acomoda al molde que la contiene. La ley natural establece que el niño nace en el hogar compuesto por varón y mujer.

Hoy a los niños no se les permite decidir, parejas del mismo sexo los pueden adoptar sin consentimiento de ellos. Hemos vuelto a un nuevo paganismo: se adoran las aguas, los bosques, las montañas, etc. El hombre ha perdido el libre albedrío, las fuerzas extrínsecas a él, determinan sus decisiones. Hay que ir a los ríos y montañas a recibir energía positiva. El ser humano no es señor de la creación, es su esclavo. ¡Qué absurdo! Todo es normal. Los animales llegaron al estatus de personas: no se compran, se adoptan.