La Nación
Los tiempos de los ciegos y los sordos 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS

Los tiempos de los ciegos y los sordos

Por: Gabriel Calderón Molina

Al cumplirse un mes del paro y de la protesta social que viene afectando profundamente a todos los sectores de la vida  nacional, la conclusión que se saca es que estamos atravesando  los tiempos de los ciegos y los sordos. Ni el gobierno del presidente  Duque,  ni ve ni escucha, y los promotores del paro tampoco. Entre  tanto los colombianos vemos  cómo la  economía nacional y la de las regiones, por la pandemia y el paro, están al borde de una  crisis que no sabemos a dónde  llegará. Ni el gobierno   ni los  promotores del paro parece que tengan conciencia del daño que se le está causando a la gran mayoría  de la población.

El gobierno de Duque  ha cometido muchas equivocaciones desde el día que asumió el poder, empezando por la provocadora  agresión verbal e institucional contra el Acuerdo de  Paz con la Farc, ahondando la polarización y menospreciando  la función de unir a los colombianos. Luego,  por la nefasta política fiscal de favorecimiento de los intereses de los  poderosos liderada por un ministro de Hacienda que buscó ensañarse contra la clase media y los pobres de este país. Todo esto deja ver la ceguera, la sordera y  la falta de visión del gobierno que originó  la explosión social que estamos viendo y que  se tornó en  abono propicio para el vandalaje, incendios, saqueos y los bloqueos  irresponsables de las vías  que amenaza llevar a la ruina  la economía nacional.

Por su parte, los promotores del paro han utilizado los bloqueos de las vías  como si no les  importara la pérdida de empleos que éste  ha causado  agravando los efectos de la pandemia; tampoco del alza de precios de los productos básicos de los hogares,  el suministro de insumos  médicos y de los productos  del campo a las ciudades y los demás daños que a la mayoría de los colombianos nos están  causando, junto con el vandalismo,  los procesos de producción y  comercialización de bienes y servicios, la construcción de obras,  las  importaciones y las exportaciones,  el turismo y de todas las demás actividades productivas de las cuales depende la subsistencia de los colombianos.

La violencia utilizada por  la fuerza pública y por  muchos de los que  participan de la protesta es una la violación de los derechos  humanos. Olvidan, unos y otros, que los derechos humanos terminan donde empiezan los de los demás. Tanto el gobierno como los promotores del paro parece  que están ciegos y sordos a todo  lo que está ocurriendo. ¿Volvimos a los tiempos  de la patria “boba”? Mientras tanto: ¿hasta cuándo van durar las  negociaciones?.