Francisco José García Lara
Llenos de noticias estamos en el Huila y el país luego de las elecciones legislativas.
Quedamos sin senadores originarios del departamento, no sirvieron la maquinaria de las “famiempresas electorales” de los Andrade Serrano y los González Villa y las coaliciones que armaron con otros grupos, porque sus dos candidatos no alcanzaron la curul. Tampoco la consiguió Álvaro Hernán Prada, a quien muy posiblemente sus enredos judiciales le pasaron cuenta de cobro, y su conocida condición de “cargamaletas” del “gran colombiano” no fue suficiente para lograr un escaño en la cámara alta.
El tiestazo del partido conservador fue total al perder también la curul de Jaime Felipe Lozada, quizás le cobraron sus ausencias, con o sin excusa, en las sesiones, eso que en su propaganda aseguraba que se movía, en otros escenarios tal vez porque al congreso poco asistía.
En todo caso, desde que tengo uso de razón no me acuerdo de una derrota tan estruendosa para los hermanos godos, francamente desconozco cuando fue la última vez que los azules del Huila se quedaron sin congresistas.
La maquinaria de los candidatos a la cámara de cambio radical funcionó, hasta el punto de lograr una votación histórica y asegurar dos escaños, dicen que el andamiaje burocrático del alcalde de Neiva fue eficiente en este caso, lo cual sumado a la condición de uno de los candidatos de ser hijo de otra alcaldesa fue más que suficiente para alcanzar tales guarismos electorales. Ya veremos que acontece en cuatro años cuando no tengan todo ese respaldo.
En un hecho sin precedentes la profe Leyla alcanzó su curul, representando a la izquierda llegó a la cámara de representantes. Puede ser un resultado de la ola del pacto histórico como lo catalogan algunos, pero no se puede negar que su arribo al congreso refresca la política en el Huila que estaba anquilosada desde hace años. Esperemos que le vaya bien a la profe y su éxito electoral no resulte ser flor de un día.
Pasando a lo nacional, volvimos al pasado, otra vez terminaremos escogiendo entre Petro y el de Uribe, podríamos decir que es reflejo de la polarización del país, y sin desconocer que eso puede ser cierto: ¿cómo omitir que al centro le quedó grande posicionarse como verdadera alternativa de poder?
Pasó mucho, pero no creo que de fondo haya pasado nada, independientemente de quien gane, los próximos cuatro años de gobierno seguirán siendo de polarización, odios, mentiras y frustraciones, finalmente es lo que nos encanta a los colombianos y por eso votamos.