Magnolia Vanegas, directora y cofundadora de la fundación, explicó los orígenes de la organización que funciona desde hace dos años en la ciudad.
“Esta institución la fundamos por necesidad propia. Dios nos regaló a cada una de las fundadoras unos hijos con discapacidad y por eso nació la idea de formar la fundación, organizarnos para brindarles un mejor futuro a los niños. Las fundadoras somos tres personas, Deicy Barrios, Gladys Bulla y yo”, expresó la Directora.
La fundación trabaja en el barrio Las Palmas de Neiva y allí recibe a 40 niños con distintas discapacidades y diagnósticos.
“Atendemos 40 niños, los cuales presentan diagnóstico de parálisis cerebral, Síndrome de Down, deficiencias sicomotoras, autismo y discapacidad múltiple. Todos son niños de la Comuna Diez, somos madres cabeza de hogar, la mayoría con oficios informales y de muy bajos recursos, pero con el anhelo claro de querer sacar adelante a nuestros hijos”, agregó Magnolia.
En la organización atienden a niños que oscilan entre los 2 y 3 años de edad hasta los 18; aunque Magnolia comentó que allí también atienden a personas adultas con discapacidades.
Programa
En medio de las necesidades y gracias a la gestión de las directivas de la fundación, los niños pueden acceder a algunas actividades, que aunque son limitadas, les contribuyen en sus procesos.
“Nos reunimos tres veces a la semana con los muchachos, ofrecemos un refrigerio, tenemos acompañamiento del Inder con un profesor que les da recreación e hidroterapia a los niños en la Villa Olímpica. Además tenemos una terapeuta que nos acompaña una vez a la semana”.
“También hay un día donde las madres hacemos cursos de capacitación para generación de los ingresos y el sostenimiento de la fundación, ya que no contamos con ayuda de ninguna entidad. Esto es lo único que se les ofrece a los niños, porque no tenemos mayores recursos como para conseguir una fonoaudióloga u otro especialista, es muy costoso”, explicó la Directora.
Funcionamiento
Las condiciones en que opera la fundación Sueños de Amor no son las mejores y sus directivas lo saben. Según comentaron, han golpeado muchas puertas para que la fundación sea ayudada, pero hasta ahora no es mucho lo que han recibido.
“Tenemos una sede prestada, porque tenemos mucho amor, corazón y ganas de trabajar por los niños, pero no muchos recursos. Tenemos 40 sillas, dos pendones, un tablero y nueve colchonetas, con esto nos movemos y atendemos a la población”, explicó Magnolia.
En términos de aportantes o benefactores de la fundación, las directivas de la misma manifestaron que el apoyo recibido por empresas o autoridades es muy bajo.
“Hemos visitado a todas las autoridades e incluso fuimos al Bienestar Familiar, porque queríamos implementar un hogar donde pudiéramos ofrecer a los niños lo que ellos requieren, pero nos dijeron que no es posible porque el bienestar no cobija la discapacidad como tal”.
“La Alcaldía y Gobernación tampoco es mucho lo que nos ayudan. De pronto van a las comunidades, realizan una o dos acciones como el Programa Hogar Gestor, pero no hay un trabajo continuado o ayudas fijas, el apoyo es mínimo”, agregó la mujer.
‘Nos gustaría ayudar a más personas’
Aunque en las directivas de la fundación existe el propósito de ayudar a más personas en la ciudad, también son conscientes de que las condiciones en que operan no se los permite.
“A la persona que llega se le dice qué es lo que le podemos ofrecer, a nadie se le pide un peso, siempre trabajamos buscando recursos y tocando corazones. No hacemos convocatorias porque no tenemos grandes recursos para que la gente llegue masivamente, no podríamos cumplirles tal vez y eso no es lo que buscamos”.
“Para nosotros sería muy bueno que cualquier entidad o empresa se interesara en la labor que realizamos. Son muchas las necesidades que tenemos pero lo más importante es que tenemos disposición para salir adelante con nuestros hijos”, manifestó Magnolia.
