Más de 50 manifestantes favorables a Mohamed Mursi, el presidente derrocado por un golpe de estado la semana pasada, murieron ayer en El Cairo, víctimas de una "matanza", según los Hermanos Musulmanes, que llamaron a un "levantamiento" contra las nuevas autoridades.
El presidente interino, Adli Mansur, ordenó la apertura de una investigación sobre estos hechos violentos que dejaron al menos 51 muertos y 435 heridos, según los servicios de emergencia, que no precisaron si se trataba exclusivamente de manifestantes islamistas.
El ejército egipcio llamó a los partidarios del derrocado presidente Mursi a poner fin a sus protestas y aseguró que no toleraría ninguna "amenaza a la seguridad nacional".
La mayor autoridad del islam sunita del país, el imán de Al Azhar, el jeque Al Tayeb, quien apoyó el golpe militar contra Mursi por parte del ejército, anunció por su parte que se retiraba hasta que no finalizaran los episodios violentos.
Pidió a las partes "asumir sus responsabilidades" para evitar que el país "se deslice hacia la guerra civil".
De madrugada, una multitud de partidarios del presidente caído rezaban ante los locales de la Guardia Republicana cuando "soldados" y "policías" abrieron fuego, informaron los Hermanos Musulmanes en un comunicado.
Varios manifestantes dijeron que se registraron tiroteos y disparos de gases lacrimógenos en circunstancias que siguen siendo confusas.