Alerta. El inadecuado uso de pesticidas, aparentemente, para combatir la broca, provocó la muerte por envenenamiento al menos de un millón de abejas, en plena producción de miel, denuncian apicultores. El ICA inició las investigaciones para establecer las causas de apicidio.
RICARDO AREIZA
unidadinvestigativa@lanacion.com.co
Por lo menos un millón de abejas perecieron, aparentemente, por envenenamiento, en varias regiones campesinos del municipio de Íquira.
El caso más grave ocurrió el lunes pasado en la vereda Las Brisas, jurisdicción de Valencia de la Paz.
“El envenenamiento masivo de todo un apiario. Todas las abejas, sin excepción, muertas, al parecer, por envenenamiento”, confirmó Armando Silva, presidente de la Asociación Agroecológica de Apicultores de Íquira.
“Esta colmena ya estaba con alza, lista para producción de miel, todo un apiario arrasado por el veneno, un apicidio”, afirmó mientras filmaba con su celular, los estragos dejados por las fumigaciones sin control, que realizan los cultivadores de café.
Pero este no es el único caso. Según los campesinos, hechos similares ya han ocurrido en otras veredas como ‘El Jardín’, también en Íquira y en otras zonas.
Además, hay reportes de municipios como Algeciras o en el centro del Huila, zonas cafeteras donde también existen asociaciones de apicultores.
Las víctimas
Las principales víctimas fueron las abejas pecoreadoras, encargadas de la recolección de polen y néctar de miles de flores que encuentran en su entorno natural. Y de paso, acabaron con las reinas, larvas y con toda la cosecha.
Las obreras africanizadas, símbolo de la supervicencia de las colmenas, son las más expuestas a la acción de pesticidas e insecticidas, esparcidos sin control en plena floración.
En esta labor, plenamente coordinada, las Apis melíferas, succionan el polen de las flores y lo trasladan poco a poco en miles de viajes a sus colmenas. El polen contiene múltiples sustancias (grasas, minerales y proteínas) básicas para la nutrición de la colmena.
La cría en los enjambres coinciden muchas veces con la época de floración de los cafetales y por lo tanto, con las campañas de fumigación, que realizan sin planeamiento los cultivadores.
Tapete mortal
“Esta mortandad nos sorprendió. Cuando nos dimos cuenta millares de abejas estaban muertas, en el suelo, cerca de los panales. Las encontramos por montones, a lado y lado de las colmenas, formando un tapete de abejas muertas. Cuando ellas se envenenan van a morir a sus colmenas”, afirmó mientras registraba en un video, centenares abejas muertas.
En estas labores de forrajeo, miles de abejas resultan afectadas por las fumigaciones.
“En estas condiciones, no solo se afecta la abeja sino que al transportar las sustancias venenosas terminan contaminado toda la colmena”, explicó el apicultor.
Contaminación
Los campesinos tienen una primera explicación. El envenenamiento de miles de abejas melíferas se produjo por fumigaciones con agroquímicos.
“Esta situación se debe a la imprudencia de los cultivadores al utilizar dosis demasiado elevadas de productos químicos, lo hacen inadecuadamente, en horarios de mucho viento, cuando está prohibido fumigar en época de floración de cafetales”, acotó Armando Silva, presidente de la Asociación Agroecológica de Apicultores de Íquira.
“Pero además, mezclan varios venenos en una sola aplicación lo que se convierte en una bomba para las abejas, para otros insectos y en general para todos los agentes polinizadores”.
Aunque tienen la certeza que muerte masiva fue por efectos de las fumigaciones fuera de control, la ‘masacre’ fue reportada al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y a las autoridades ambientales para determinar técnicamente el origen de la mortandad.
Malas prácticas
El fenómeno no es nuevo, no ocurre solo en el Huila. La mortalidad creciente es recurrente en Colombia, solo que no ha sido sistemáticamente documentada. “Según los registros, 10.500 colmenas desaparecen al año debido al mal uso de los agroquímicos”; reportó María Guiomar Nates Parra, experta apícola de la Universidad Nacional.
“Las malas prácticas agrícolas en el uso de agroquímicos, puede ser una hipótesis, pero estamos haciendo el estudio de campo para determinar la causa de la mortandad, para saber si por envenenamiento por pesticidas o por otra enfermedad”, explicó la directora regional del ICA, Tamara Elena Jiménez Zúñiga.
“Estamos haciendo ese diagnóstico, generalmente es por agroquímicos, porque también las abejas tienen enfermedades”, anotó.
De hecho, los efectos de muchos pesticidas en concentraciones superiores al 60% durante el periodo larval puede favorecer la infestación de parásitos como el ácaro.
“Estamos por determinar lo que pasó; ya está en campo el personal, tenemos un protocolo de atención en la parte agrícola, apícola y pecuaria, alrededor de las colmenas, para conocer el origen del fenómeno”, explicó la funcionaria.
Una comisión liderada por la veterinaria Elda Lorena Cardozo, acompañó ayer a los campesinos a realizar sobre el terreno la evaluación.
Pérdidas
El apiario era el primero que tenía en producción compartida la agremiación. “Todo se perdió. No solo las abejas, toda la infraestructura hay que cambiarla, porque puede estar contaminada con los venenos”, precisó el apicultor.
Una colmena tiene en promedio 50 mil abejas, pero como tienen alza (una cámara para producción de miel), cada colmena tiene entre 80 y 100 mil abejas.
Además de perder el conjunto de abejas, se perdió toda la cosecha y toda las cámaras de producción, que resultan contaminadas, lo que afecta la calidad e inocuidad del producto.
El mercado de la miel es hoy en día una alternativa para el desarrollo empresarial del campo. La demanda nacional no es abastecida y es un producto de alta aceptación en el mercado mundial.
A pesar de su importancia, en el Huila, es una pequeña industria en crecimiento. Según el líder ambientalista, en el Huila, hay alrededor de 6.000 colmenas y la idea es poder duplicarlas en menos de un año.
En peligro
Según el colectivo Abejas Vivas, creado por investigadores de la Universidad Nacional, en los últimos tres años en Colombia se ha perdido alrededor de un 34 % de colmenas por envenenamiento.
Las abejas, declaradas como los seres vivos más importantes del planeta, son los principales polinizadores naturales. La reducción de su censo, es un campanazo de alerta.
“Las abejas son el principal agente polinizador del medio ambiente. El 70% de los alimentos que consumimos son polinizados por ellas. Su supervivencia es vital para garantizar la seguridad alimentaria en el mundo”, apuntó el labriego, quien constituyó la primera agremiación de apicultores en las cordilleras del occidente huilense.
Las abejas cumplen un significativo papel en la polinización y por lo tanto, en la producción de semillas y frutos, claves en la seguridad alimentaria y la biodiversidad vegetal.
En alerta
Al uso indiscriminado de agroquímicos, causa de la desaparición de las abejas en el mundo, se suman el calentamiento global, la deforestación, la introducción de especies no nativas, la urbanización y los cultivos a gran escala, como los de lulo, por fuera de las fronteras agrícolas.
Según la Secretaría de Agricultura, se han venido presentando intoxicaciones humanas por plaguicidas en cultivos de lulo en zonas campesinas de Acevedo, Suaza, Garzón y Pitalito, lo que evidencia la alta residualidad y bioacumulación de estos tóxicos.
“En estas poblaciones además de estar acabando a especies polinizadoras, también están ocasionando afectaciones en asentamientos humanos cercanos, centros escolares, fuentes hídricas”, confirmó Dilberto Trujillo, secretario de Agricultura.
Las denuncias son muchas. Casos de intoxicación por agroquímicos aplicado en cultivos de lulo han ocurrido en las veredas San Gerardo y Santa Marta (Garzón), en cultivos de frutales en Palestina, Timaná y Pitalito.
“La muerte de las abejas en Íquira pudo tratarse de envenenamiento por agroquímicos, utilizados para combatir organismos potencialmente perjudiciales como la broca del café. El tema está en estudio conjuntamente con el ICA”, informó el funcionario.
“Estas probado que estas sustancias, aplicadas inadecuadamente, provocan la exterminación de colmenas enteras como ocurrió en Íquira y en otras regiones. Conjuntamente con la alcaldía y el comité de gestión del riesgo se está haciendo la evaluación”, explicó el funcionario.
Rastreos preventivos
El uso indiscriminado de pesticidas en cultivos de lulo también está en la agenda.
“Hace pocas semanas priorizamos unos rastreos para mirar el tipo de plagas están afectando los cultivos de lulo, que productos están utilizando y de esta manera plantear estrategias de manejo”, aseveró la directora regional del ICA.
“Estamos pendientes de un estudio epidemiológico de la Secretaría de Salud sobre intoxicaciones humanas, para tomar acciones en estos cultivos”.
Las pruebas por la muerte de las abejas las vamos a remitir al Centro de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) de Nataima (Tolima) para que determine las causas de esta mortalidad y con soportes técnicos tomar las medidas sanitarias del caso”, concluyó la funcionaria.
La pérdida de polinizadores
Está probado que los pesticidas afectan la actividad celular normal a lo largo del ciclo de vida de la abeja en funciones celulares como la síntesis, el transporte, producción de energía y la acción o la eliminación de hormonas u enzima.
La alta sensibilidad de las abejas a los pesticidas incrementa la letalidad en la etapa larval, por la prolongada exposición a la que son sometidas. Y por lo tanto, alteran los mecanismos de respuesta inmune, que las vuelve vulnerables.
“El efecto que producen estos químicos en las abejas es neurotóxico, explica Nates, por eso presentan desorientación, su capacidad retentiva disminuye y se vuelven muy susceptibles a adquirir enfermedades, síntomas que hacen que se vuelvan muy débiles
La intoxicación en larvas de abejas por los pesticidas está directamente relacionada con las altas tasas de mortalidad en los panales.
Mortandad
Cuando no mueren en pleno vuelo, los químicos provocan la pérdida de movimiento y coordinación de las abejas, ocasionando parálisis y convulsiones.
Está igualmente documentado que los pesticidas contaminantes en los recursos florales afectan los procesos de aprendizaje de los insectos, fundamentales para la orientación y reconocimiento del entorno.
En las abejas obreras los pesticidas ocasionan desorientación dificultando el regreso a la colmena. Esas sustancias impactan las principales vías neuronales de las abejas e interrumpen procesos de aprendizaje, la memoria, la navegación y ciertas funciones cognitivas,
Las abejas forrajeras sufren por efectos de los pesticidas evidentes trastornos en la comunicación, se les dificulta la localización de los lugares donde encuentran el alimento, no pueden detectar el olor a néctar y por lo tanto pierden la sensibilidad a la sacarosa.
Según la profesora Nates, hasta 2014 en Colombia se habían prohibido 195 tipos de pesticidas o ingredientes activos, pero todavía están siendo usados indiscriminadamente, “de manera que puede haber muchas leyes pero parece que no hay quién controle y vigile”, afirma.