Francisco José García Lara
Matarife ha generado alboroto en los seguidores del “gran colombiano”, hasta el punto de que están desaforados intentando desprestigiar la serie que hasta ahora únicamente se transmite por redes sociales y algunas plataformas.
Personalmente no creo que la historia genere algún conocimiento nuevo, de la tortuosa vida del innombrable, como lo llaman en la mencionada serie, tenemos pleno conocimiento los colombianos, otra cosa es que sus seguidores hayan experimentado una curiosa metamorfosis que comenzó por negarlo todo, para continuar considerando que era cierto pero no grave y finalizar justificándolo como necesario.
La saga puede generar dos efectos importantes: el primero es que muchos jóvenes que no conocen esa historia se enteren de los sucesos que han rodeado la existencia del sujeto, llevándolos a tener un rechazo hacia el partido de gobierno y su jefe. El segundo es el impacto que puede generar en la comunidad internacional que cada día acepta menos el tipo de comportamientos que han caracterizado al fulano. Cualquiera de los dos, o ambos, pueden ser verdaderamente catastróficos para su futuro político.
Aterra el silencio de los medios de comunicación frente a la serie, pareciera que existe un pacto para no comentar nada, o quizás para el caso de los canales de televisión, perciben este tipo de publicaciones como una competencia para sus exitosas novelas que se desbordan en audiencia cuando muestran la mezcla entre narcotráfico, política y reinas, muy común en la historia reciente del país.
Es realmente curioso que sea precisamente el partido político caracterizado por difamar a sus detractores y crear las llamadas bodegas para montar toda una parafernalia en redes sociales con el fin de atacar a quienes los controvierten, quienes están ahora padeciendo de los métodos que han usado todos estos años, hoy les están dando de su propio cocinado con una diferencia abismal: que todo lo que se cuenta en Matarife está documentado y sustentado, mientras que las denuncias de sus militantes y lo que se hace desde esas bodegas no pasa de ser una sarta de mentiras.
Este tipo de experimentos es interesante, es posible que esta muestra de creatividad nos permita ser testigos del nacimiento de una nueva forma de contar las cosas, alejados de los grandes medios y basándose en pruebas que no admiten discusión; o tal vez, estamos frente a un esfuerzo fallido que se terminará por diluir en todo el maremágnum de información que existe en el mundo.
Amanecerá y veremos, por ahora es asombroso y hasta divertido ver a los uribistas desencajados tratando de atajar la serie.
garcia.francisco@javeriana.edu.co