Me acabo de enterar…

El escándalo de Odebrecht ha dejado ver el lado más cándido y puro de todos los implicados. El presidente, por ejemplo, en un acto de ‘genuina inocencia’ sentenció: “me acabo de enterar” ante las bochornosas declaraciones de su otrora amigo y jefe de campaña, Roberto Prieto.
 
Ya antes, de manera reservada, el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura, el doctor Luis Fernando Andrade, había comparecido a la fiscalía para decir que Prieto lo visitaba más de lo normal, pero que aún así lo recibía para no parecer descortés. Confesó también Andrade que tuvo un par de encuentros en entornos privados con el senador Bernardo ‘el Ñoño Elías’ y, con la misma ingenuidad, admitió que la esposa del mencionado senador le envió a su señora una cartera en agradecimiento por alguna gestión que los Andrade hicieron para que un colegio capitalino le recibiera los niños al Ñoño. Todo, por pura bondad.
 
Del lado de Óscar Iván Zuluaga, él y sus asesores viajaron incautamente a Brasil a reunirse con el asesor de imagen al que después Odebrecht le pagaría la bobadita de 1 millón y medio de dólares, sin que el candidato ni sus allegados supieran nada. De nuevo dirán que fue física caridad. Y, para rematar, están los independientes y alternativos que ahora gritan sus consignas en contra de la corrupción pero que en su momento dijeron haber votado ‘con la nariz tapada’ por Juan Manuel Santos, aún sabiendo de sus andanzas. En este caso, los verdes, los progresistas y los de la marcha patriótica dirán que “todo fue por la paz”.
 
Hace unas semanas me preguntaba en este mismo espacio a quién le creen los colombianos, y hoy, a la luz de los últimos hechos, y de las explicaciones candorosas de nuestros dirigentes, confirmo que los ciudadanos perdieron la fe en todos y en todo y que la incredulidad y el desprecio respecto de los partidos y los políticos se la tienen ellos bien ganada.
 
El ‘me acabo de enterar’ de nuestros cínicos políticos se convertirá pronto en un ‘me acabo de enterrar’ pues a los ciudadanos ya no se les puede engañar más. O nos levantamos y les decimos no más a estos políticos de pacotilla o nos enterramos con ellos. Ahí verán…