Sin que el mundo se alerte seriamente, sin que se tomen medidas de fondo y con la vista puesta en cosas menos importantes, el mundo está dejando pasar de largo la grave amenaza, ya en ciernes, que se abalanza sobre la selva amazónica, el pulmón del mundo que cada día recibe estocadas de contaminación, agresiones, disminución de su capa vegetal y una incontenible invasión del “desarrollo” que le cercena miles y miles de hectáreas cada día. Sin que el mundo se alerte seriamente, sin que se tomen medidas de fondo y con la vista puesta en cosas menos importantes, el mundo está dejando pasar de largo la grave amenaza, ya en ciernes, que se abalanza sobre la selva amazónica, el pulmón del mundo que cada día recibe estocadas de contaminación, agresiones, disminución de su capa vegetal y una incontenible invasión del “desarrollo” que le cercena miles y miles de hectáreas cada día. Esta vasta región de la parte central y septentrional de América del Sur que comprende la selva tropical de la cuenca del Amazonas, es así mismo el bosque tropical más extenso del mundo. Se considera que su extensión llega a los 6 millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países. La Amazonia se destaca por ser una de las eco-regiones con mayor biodiversidad en el mundo y el 11 de noviembre de 2011 fue declarada una de las siete maravillas naturales del mundo. En menos de cuatro meses la Amazonia brasileña ha perdido un total de 1.206 kilómetros cuadrados de selvas entre los pasados agosto y noviembre, según un estudio basado en datos oficiales y divulgado por el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon). El informe sostiene que la deforestación en el período analizado supera en un 129 % a la registrada entre agosto y noviembre del 2011, cuando desaparecieron 527 kilómetros cuadrados de selvas. Es decir, estamos hablando de una extensión de más del 6 por ciento de lo que es nuestro departamento del Huila, en un lapso de una tercera parte de un año. Los investigadores afirman que una de las causas recurrentes de estos aumentos de la tasa de deforestación es la actividad agropecuaria, pero en algunas zonas se ha comprobado que el desarrollo de grandes obras públicas contribuye a agravar la pérdida de cobertura vegetal. En ese sentido, se cita las obras para la construcción de cinco represas hidroeléctricas que están en pleno desarrollo en diversas regiones de la Amazonía brasileña. Y todo ello ocurre al lado de una impresionante actividad maderera, la mayoría ilegales, que se han beneficiado con la construcción o asfaltado de diversas carreteras. Este informe brasileño, que no se ocupa por ahora de los demás países amazónicos como Perú, Ecuador y Colombia, es muestra elocuente de que el pulmón del planeta está padeciendo males mucho mayores que los que creíamos, y se están extendiendo sin que el mundo que recibe buena parte de su oxígeno, se preocupe realmente. El desarrollo sobre esta gigantesca selva no es propiamente sostenible, es decir aquel que conduzca al crecimiento económico, a la elevación de la calidad de la vida y al bienestar social, sin agotar la base de los recursos naturales renovables en que se sustenta, ni deteriorar el medio ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizar acciones para la satisfacción de sus propias necesidades. Ese desarrollo que ataca a la Amazonia es puramente depredador y con fines únicamente económicos. “En menos de cuatro meses la Amazonia brasileña ha perdido un total de 1.206 kilómetros cuadrados de selvas entre los pasados agosto y noviembre”. Editorialito Cinco personas, entre ellas un menor, resultaron quemadas con pólvora durante en lo que va corrido de diciembre. Durante la Navidad en Neiva se disparó el uso de pólvora sin ningún control. Por fortuna, esta vez los índices no fueron tan elevados.