La Nación
Menos discurso y más gestión pública 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS

Menos discurso y más gestión pública

Alejandro Serna

Inicia el 2018 con diversas reflexiones en la administración pública territorial, en los asuntos de gobierno y gestión pública.

Se da vía libre al tercer año de mandato del periodo constitucional tanto para los alcaldes y gobernadores. Un año nada fácil para los avances en la planificación y el cumplimiento de metas, por la interrupción contractual y la parálisis administrativa que trae consigo la vigencia de la ley de garantías electorales.

Ante esta realidad, obliga a los mandatarios regionales en la no inmiscuición en política (en teoría sí, más no en la práctica), así como también, ejecutar en gran porcentaje sus presupuestos en tiempo record por contratación directa, hasta antes del 27 de enero de este año según lineamientos legales y de Colombia Compra eficiente. No obstante, es pertinente sacar tiempo para revisar la ejecución de las metas de producto de los planes de desarrollo.

Ha llegado el momento para que nuestros gobernantes en el Huila, se enfoquen en el tecnicismo y le bajen al discurso populista, a la demagogia política y las condecoraciones. Así como en nuestra Neiva, es la hora de disminuirle a las buenas razones y las justas intenciones, para aumentar las ejecutorias públicas con obras de mayor impacto para la ciudad.

Está bien que el estandarte de los gobiernos estén soportados en los principios de la gerencia pública en la administración, aquellos postulados de la ley 909 de 2004, cuyas  funciones gerenciales deben enmarcarse en la principalística de: – la objetividad, transparencia, accionar estratégico y la responsabilidad en la gestión-.

Cabe mencionar que la mala gestión de los gobiernos tiene que ver con la administración en sí misma, y que para el “neo-tailorismo”, éstas se agudizan al carecer de un sistema de gestión adecuado. Por lo tanto es menester propender que los gobiernos  manejen una información fidedigna relativa a los costos e inversiones de las metas a desarrollo en el cuatrienio, para determinar ¿cuáles serán financiadas con recursos distintos a los propios?, así gestionar por de regalías, Sistema General Participaciones o ante el Gobierno Nacional centralista, para consecución de la ansiada eficiencia.

Se debe hacer mayor hincapié en la eficiencia y la eficacia, como derrotero de la nueva gestión pública, haciendo un control y seguimiento a las tareas gubernamentales, tanto estratégicas como las operativas, separar la política de la gestión, implementar la innovación masivamente en los mandatos, fortalecer la cofinanciación ante la precariedad de los recursos propios y ajustar los planes de desarrollo desprovista de los delirios faraónicos en las metas que no se lograran cumplir.

De ahí el llamado a la sensatez y a la cordura política, acompañado de la razón en la gestión pública.