Nos sorprendimos con el anuncio del Gobierno, en el sentido de que se estaba pensando en la creación de un Ministerio para la Seguridad Ciudadana y que además se le encarga el asunto a un importante colombiano, de los mejores méritos y trayectoria.
Nuestra sorpresa obedece en primer lugar a que esa función hoy la cumplen dos ministerios en la actual estructura de la Administración Pública en Colombia, por un lado, está el Ministerio del Interior, entidad que por antonomasia debe tener el manejo de este tipo de políticas estatales. Este Ministerio lo han venido desarticulando de tal manera, que el tema de la paz hoy se maneja desde una Consejería, cuando debía ser materia propia de las competencias del primero. También está el Ministerio de la Defensa, donde está adscrita la Policía Nacional desde los años 50. Mucho se ha discutido en las academias de si la policía debía estar en el Ministerio del Interior o donde hoy se encuentra, dado su carácter de cuerpo cívico encargado misionalmente de velar por la seguridad. Lo que no se había discutido hasta ahora es que fuese conveniente crear un ministerio aparte para adscribirla.
También ampara nuestro asombro el que en las últimas reformas que se han discutido sobre la administración central, que no son pocas, no se había presentado como necesidad la creación de un ministerio de esta naturaleza.
Consideramos que la estructura de la administración pública, aunque debe ser dinámica y obedecer a las necesidades sociales, por el momento no precisa de nuevos ministerios. La creación ahora obedecería, más a situaciones circunstanciales, como el manejo del posconflicto, que a las necesidades reales de mejorar la eficiencia en el manejo de la cuestión pública en Colombia.
Somos de la opinión de que en el momento no es necesario crear más ministerios. Con la actual estructura de Estado puede cumplirse a cabalidad con el diseño de políticas y las implementaciones de las mismas en lo concerniente a la seguridad ciudadana. El manejo del posconflicto requerirá de los ajustes pertinentes de la actual estructura, sin que sea necesario crecer aún más el aparato y la cuenta estatal. El debate acerca de dónde debe estar la Policía Nacional, si adscrita al Ministerio de Defensa como ahora, o al del Interior; o si el Inpec debe o no continuar en el Ministerio de Justicia son saludables, no así el aumento de la burocracia nacional.