Quedó firmado el tratado de libre comercio (TLC) que negociaron durante poco más de tres años los gobiernos de Colombia y Corea del Sur con el que se busca profundizar una relación que entre enero y noviembre de 2012 movió más de US$1.520 millones en el intercambio de bienes y servicios. Quedó firmado el tratado de libre comercio (TLC) que negociaron durante poco más de tres años los gobiernos de Colombia y Corea del Sur con el que se busca profundizar una relación que entre enero y noviembre de 2012 movió más de US$1.520 millones en el intercambio de bienes y servicios. Se trata sin duda ninguna del tercer tratado comercial más importante para el país, después de los que ya están en vigencia con Estados Unidos y la Unión Europea, con una nación que ha mostrado altos indicadores de crecimiento después de padecer un durísimo conflicto internacional – que curiosamente aún no termina de manera formal – con su otrora hermano Corea del Norte y ubicarse como la 13ª economía más grande del mundo y está clasificado como país desarrollado por la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. También se encuentra entre los países más avanzados tecnológicamente y mejor comunicados; es el tercer país con mayor número de usuarios de Internet de banda ancha, siendo también uno de los líderes globales en producción de aparatos electrónicos, dispositivos semiconductores y teléfonos móviles. Y como si fuera poco cuenta con una de las infraestructuras más avanzadas y líder mundial en la industria de la construcción naval. Estamos entonces ante un socio – o competidor si se quiere – de primer nivel pero con un enorme mercado también para materias primas, productos agrícolas, turismo y servicios, cuyos habitantes ganan en promedio 20 mil dólares anuales en tanto los colombianos vamos en 8 mil dólares, menos de la mitad. Así que, como en todos los tratados, habrá ganadores y perdedores dependiendo del mercado y de los intereses respectivos; en nuestro caso regional se abren oportunidades para aquello que los surcoreanos no producen e importan en masa, como la agroindustria. De acuerdo con estudios de mercado de Proexport, productos como los derivados del cacao, la confitería, la panadería, las frutas frescas, los azúcares, la palma de aceite, el café y sus derivados tienen amplias oportunidades de posicionamiento entre consumidores que privilegian un estilo de vida saludable con bajos consumos de alimentos dulces. Y en estos renglones el Huila tiene una gran oferta exportadora. Además, como lo ha dicho el Gobierno, hay que tener en cuenta que Corea es un país exportador neto de capital y líder en innovación tecnológica. El Tratado queda pendiente de la aprobación de los congresos de las dos naciones, y en el caso colombiano también la revisión de la Corte Constitucional. Es en cualquier caso otra ventana de gran comercio, en este caso con el primer país oriental en tanto se continúa con las negociaciones con los chinos; estamos en el mercado mundial. Habrá que prepararse y aprovechar lo que mejor hacemos. El Huila tiene con este acuerdo bilateral otra gran oportunidad para competir pero con calidad. DESTACADO “El Huila tiene con este acuerdo bilateral otra gran oportunidad para competir pero con calidad”. Editorialito Por los diseños preliminares presentados, el estadio de fútbol de Neiva estará a la altura de los mejores del país. Ojalá que la iniciativa sea una realidad, como todos lo soñamos. Pero se requiere además de voluntad política, recursos para ejecutarlos.