La Nación
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¿Misión imposible?. Por Carlos H. Salamanca Falla

El día de martes de esta semana, el señor Alcalde de Neiva en conjunto con otras autoridades locales, realizaron una rueda de prensa donde informaron acerca de la necesidad de tomar medidas para frenar la inseguridad en Neiva.  Las cifras presentadas, revelan incrementos por encima del 10% en el número de delitos denunciados,  y resaltaron que un buen número de estas fechorías son cometidas por menores de edad.  El diagnostico realizado por los funcionarios, es el mismo que seguramente habrá comunicado el anterior alcalde y hasta la misma alcaldesa González Villa en su momento; con lo cual quiero decir que los problemas están identificados hace buen tiempo. El carterazo, el fleteo, el secuestro de motos, la extorsión de comerciantes y demás, son actividades delictivas que existen hace rato.  Los lugares de operación de los delincuentes son los mismos, las rutas de escape las conoce cualquier abuelo de la ciudad y hasta la marca y clase moto que utilizan los delincuentes es famosa y reconocida por su versatilidad y favorable respuesta en la huida. También conocemos el discurso del aumento de pie de fuerza en la policía, sin embargo y muy a pesar de los compromisos presidenciales y de generales, los robos no disminuyen. Quizás, las cifras de denuncias no aumente en la misma proporción en que los robos se conocen en la calle, seguramente porque a las victimas les da pereza y desconfianza ir a denunciar y mejor esperan la llamada para pagar rescate por su moto o los papeles del bolso robado. Llegó la hora de actuar, de pasar de descubrir el agua tibia a tomar medidas contundentes, de hacer menos reuniones y tomar menos fotos sociales y atacar las raíces del problema.  Por ejemplo, que los retenes dejen de parar padres de familia en motos viejas y paren las motos que todos conocen usan los delincuentes, o que opere nuevamente el policía de barrio y que conteste su celular cuando se le requiere por la comunidad. Que tal que nos apoyemos de verdad en las empresas de vigilancia privada, que hoy se han multiplicado gracias a la creciente sensación de inseguridad en la ciudad. Esto requiere, como lo dice un comercial de una bebida mundial, que nos volvamos superhéroes y hasta desempolvemos el disfraz de Batman u hombre araña, que de niños usamos y creíamos tener los poderes para vencer el mal.  Está demostrado que con discurso, fotos y poca confianza en las autoridades, los que triunfan son los malos, ¿será entonces una misión imposible?