Luis Enrique Dussán López
Con agradecimiento y compromiso, después de algunos años, retomo esta columna de opinión con el ánimo de participar en la discusión de los principales temas del desarrollo de nuestra región, donde espero aportar mi grano de arena.
Hoy, como cada cuatro años, volvemos a tener en nuestro Departamento y Municipios la oportunidad de revisar, discutir y decidir nuestro modelo de desarrollo, a través de las propuestas de Planes de Gobierno y posteriores Planes de Desarrollo, articulados al Nivel Nacional y a los Planes de Ordenamiento Territorial en revisión.
Considero que hoy en día la mayor necesidad de los huilenses es de ingresos económicos y empleo, por tanto se requiere de políticas públicas expresas y el liderazgo suficiente, que direccionen un modelo de desarrollo que parta del ordenamiento con enfoque productivo, pero que a su vez integre y articule los demás sectores claves, en torno a un rumbo común elaborado de manera participativa, generarando una dinámica de crecimiento económico con equidad y oportunidades.
Debemos privilegiar en las agendas y planes de desarrollo, la inclusión de los temas productivos, pues tradicionalmente dichos planes se concentran en el cubrimiento de las necesidades básicas insatisfechas y en la infraestructura, temas en los que hemos venido avanzando y que son necesarios, pero no suficientes. El desarrollo productivo no puede seguir dejándose en manos del mercado, se requiere más Estado.
Por fortuna desde hace mas de una década tenemos un rumbo común trazado, que se ha venido actualizando, plasmado en la agenda de productividad y competitividad, que define las apuestas productivas, estrategias y acciones transversales y sectoriales. Pero considero oportuno revisar el rol de los diferentes actores: Gobierno en sus diferentes niveles y competencias, academia y sector privado en sus diferentes expresiones; aterrizar la agenda al nivel Municipal, invitando a los Alcaldes a asumir liderazgo e involucrando a todos los actores, para adelantar un trabajo de planeación y ordenamiento productivo del territorio, que parta del reconocimiento técnico de las potencialidades y ventajas comparativas, el análisis de mercados y los niveles de competitividad, para precisar dónde producir qué y con qué características, considernando las apuestas ya establecidas, pero sin desconocer otros renglones productivos con desarrollos o potencialidades municipales.
De esta manera, enfocar todos los esfuerzos de formación con pertinencia del capital humano, infraestructura, tecnología, conectividad, desarrollo empresarial, servicios, mercadeo, etc., facilitando la creación de nuevas empresas y el fortalecimiento de las existentes, con acompañamiento directo e incentivos adecuados.