La Nación
Motivados a vivir 1 24 abril, 2024
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Motivados a vivir

A pesar del momento que vivimos con el fenómeno mundial del covid-19, nos vamos acercando a la Semana Santa, al acontecimiento central de nuestra fe cristiana, la Muerte y resurrección de Cristo. Por eso la resurrección de Lázaro, mencionada en el evangelio de hoy, es el mejor preámbulo a esta celebración pascual.

 

Padre Elcías Trujillo Núñez

  «Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de llegaba Jesús, salió a sus encuentros, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dice: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?”. Ella contestó: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el que tenía que venir al mundo.»   (Juan 11, 1-45) 

 

En los domingos anteriores, Jesús se ha presentado como Agua Viva y como Luz del mundo. Hoy se nos manifiesta como la Resurrección y la Vida. Vivimos en un mundo que aparentemente vive la vida a tope, disfruta, agota, goza la vida. No se anhela más vida que la que vemos y tocamos. Pero, desgraciadamente, la misma experiencia de esta pandemia estos días nos demuestra la fragilidad de esta vida. Ya no son importantes los títulos, ni el poder del dinero. Vemos tanta gente muerta en vida. Porque morir no sólo es morir biológicamente, se muere la mente, se muere el alma, se muere el corazón. Y de esas muertes hay muchas, en nuestra sociedad aparentemente satisfecha y alejada de la preocupación de la muerte. Jesús viene hoy a llamarnos a vivir una vida mejor, pero no una vida fuera de este mundo, ésa será la resurrección final. Nos invita a salir como a Lázaro, de la tumba en que muchas veces estamos escondidos, maniatados. Esas tumbas que son nuestros egoísmos, nuestras ambiciones materiales, nuestras comodidades e insolidaridades. Vamos por la vida sin vivir en nosotros. Por Eso es bueno a veces pensar en la experiencia de Lázaro, la posibilidad de volver a vivir de nuevo después de muerto. Muchas personas sólo reaccionan ante la situación de un cáncer, un accidente, un fracaso, una decepción, una muerte cercana. Qué haríamos si se nos diera la oportunidad de vivir de nuevo. Quizá mucha gente quisiera vivir otra vida diferente. Sería mejor no esperar a eso y empezar por vivir a fondo la vida que se nos ha dado. Como sería mejor expresar y decir las cosas en vida y no lamentarnos después, empezar a vivir ya, no esperar a mañana, disfrutar de cada instante, amar todo lo que nos rodea, sobre todo a las personas. Porque eso es la resurrección de la que nos habla Jesús, la resurrección de creer en El y vivir los valores que Él vivió, amar como Él amó. Una resurrección que empieza en esta vida y culmina en la vida eterna. Pero que comienza aquí, no allá. Una resurrección que es vivir la vida en plenitud, en profundidad, no en la superficie de las cosas físicas o materiales. Pues dejemos que esta semana, Jesús se acerque a nosotros y grite con voz potente: ¡Sal afuera! Dejemos nuestras pequeñas muertes, amémonos, caminemos, levantémonos, entreguemos, demos, sembremos vida. Salgamos de nuestros egoísmos y descubriremos que la vida es mucho más vida cuando se ama y se entrega lo mejor de uno mismo. El próximo domingo iniciamos la Semana Santa. Conéctese a nuestra red de Radio Virtual www.sancalixtoradio.com

 

 

Jesús viene hoy a llamarnos a vivir una vida mejor, pero no una vida fuera de este mundo, ésa será la resurrección final. Nos invita a salir como a Lázaro, de la tumba en que muchas veces estamos escondidos, maniatados.