Las impresionantes cifras de accidentalidad que acaban de dar a conocer de las autoridades, como balance de 2012, en el caso particular del departamento del Huila deberían generar las más fuertes medidas en prevención del mismo fenómeno y con el fin de rebajarlas drásticamente durante este 2013 que apenas comienza. Mientras en los datos de homicidios dolosos, es decir asesinatos, el dato fue de 338 muertes el año pasado en el departamento, la de fallecidos como producto de accidentes de tránsito llegaron a 233 con un incremento de 12 casos respecto de lo ocurrido en el año 2010. Las impresionantes cifras de accidentalidad que acaban de dar a conocer de las autoridades, como balance de 2012, en el caso particular del departamento del Huila deberían generar las más fuertes medidas en prevención del mismo fenómeno y con el fin de rebajarlas drásticamente durante este 2013 que apenas comienza. Mientras en los datos de homicidios dolosos, es decir asesinatos, el dato fue de 338 muertes el año pasado en el departamento, la de fallecidos como producto de accidentes de tránsito llegaron a 233 con un incremento de 12 casos respecto de lo ocurrido en el año 2010. Por supuesto que causa enorme preocupación la cifra de violencia, considerando además que de esos 338 homicidios, el 78 por ciento, es decir 165 casos, fueron producto de riñas, venganzas, motivos pasionales, problemas familiares e intolerancia, acompañadas del consumo de bebidas embriagantes. Y también es notable que 155 hechos de sangre con víctima mortal se hayan producido en las zonas rurales, es decir casi la mitad de todos los homicidios en la región. Pero hoy nos ocupamos con mayor inquietud de los accidentes de tránsito, convertidos así en la segunda causa de muerte no natural, con una tasa que bordea las 23 víctimas mortales por cada 100 mil habitantes, altísima frente a varias regiones y significativamente mayor que la de países con mucha mayor población. De acuerdo con las cifras oficiales, el año pasado se registraron 1.114 accidentes en el Huila, que aunque son 28 menos que en el 2011, producto de ello murieron las referidas 233 personas. Estamos hablando entonces de un promedio de 3 accidentes diarios y de más de un fallecido por esta causa cada dos días. Y los motivos generales fueron el exceso de velocidad, conducir en contra vía, cruzar semáforos en rojo o la falta de medidas de precaución por parte de los peatones. También debe resaltarse con alto grado de preocupación que más de la mitad de las muertes ocurrieron en los campos y veredas, lo que indica básicamente la incidencia de accidentes en motocicletas, que se han convertido en el medio de locomoción más usado, remplazando a los tradicionales caballos lo que por supuesto aumenta el riesgo de incidentes. Todas estas cifras corresponden, sobre todo, a una enorme incultura ciudadana, a la absoluta falta de preparación de los conductores cuyas licencias se obtienen de manera fraudulenta o sin cumplir las exigencias legales y la imprudencia recurrente también de los peatones. Neiva, por su mayor población, es la de mayores números rojos, seguida de Pitalito, Garzón, Campoalegre y Palermo, y más abajo La Plata y Gigante. Estamos frente a una real tragedia diaria, con débiles mecanismos institucionales para prevenirla; vale decir que las autoridades de tránsito no están cumpliendo a cabalidad con su altísima responsabilidad, en la mayoría de los casos los policías de carreteras y los guardas de tránsito se limitan a imponer comparendos caprichosos, agazapados, como si ella fuera su principal función y no la de verificar condiciones adecuadas de los vehículos, entre otras.