El temor de una nueva incursión guerrillera tiene bajo zozobra a los habitantes de Nátaga. El temor de una nueva incursión guerrillera tiene bajo zozobra a los habitantes de Nátaga. “Fueron momentos aterradores”, dijo un residente de la localidad al recordar la arremetida de las Farc. El alcalde del municipio pidió calma a sus coterráneos. RAFAEL RODRÍGUEZ C. LA NACIÓN, Nátaga Una tensa calma sumada al miedo y el temor se apoderaron de los habitantes del municipio de Nátaga, que vivieron 45 minutos de terror con la incursión armada de las Farc en la que fue asesinado el patrullero Guillermo Salazar Cabrera y herido el cabo Juan Carlos Martínez Barbosa.
“Fueron momentos aterradores…”, dijo en medio de la angustia Genoveva Pérez, quien vive diagonal a la Estación de Policía, atacada con granadas de fragmentación y ráfagas de fusil, por un comando de subversivos del Frente Sexto al mando de alias ‘Duván’, el pasado lunes a las 4:15 de la tarde. “Fue horrible, se escucharon estruendos, explosiones”, recordó la mujer, al manifestar que buscó refugio con su esposo, una hermana y un sobrino, en la casa de una familiar distante a escasos metros del Comando de Policía. “Salimos por el patio, rompimos la cerca y corrimos hasta la residencia de una prima que está a tres casas de la mía”. Cerca de 10 subversivos ingresaron vestidos de soldados a bordo de una camioneta, portando fusiles y granadas con los que atacaron a los uniformados que se encontraban en la estación. “Los bandidos ingresaron disfrazados de Ejército, se parquearon frente a la estación, asesinaron al policía y empezaron el ataque con granadas de fragmentación”, manifestó el comandante de la Policía en el Huila, coronel Juan Francisco Peláez Ramírez. En la reacción de los policiales al parecer dieron de baja a un insurgente. “Tenemos información que posiblemente se llevaron un muerto y dos heridos”, agregó el oficial. ‘Queda uno con temor’ El estruendo de las granadas y las balas disparadas por los guerrilleros originaron llanto y zozobra en las familias que viven cerca a la estación policial. “Fueron momentos dramáticos y de tensión. No esperábamos en este santuario que esto fuera a suceder”, señaló Flor María Pérez. Las oraciones y súplicas a la Virgen de Nuestra Señora de Las Mercedes, patrona del municipio, fueron el ‘escudo’ de los lugareños para buscar consuelo. “Sólo Dios y María Santísima nos favorecieron que no hubiera ocurrido una tragedia peor”, sostuvo Genoveva, al lamentar la muerte del patrullero. Los funcionarios del Hospital Luis Antonio Mojica, ubicado al costado izquierdo del cuartel de la Policía, vivieron los momentos de tensión y destrucción que dejó la arremetida guerrillera. “Fue un momento de miedo, queda uno con temor”, manifestó Aldemar Embus, conductor de la ambulancia del centro asistencial. El hombre recordó que con la auxiliar de enfermería, la bacterióloga y la señora del aseso, entre otros, buscaron refugió debajo de las camas, el baño y el laboratorio. Las detonaciones de las granadas y las balas disparadas por los subversivos destruyeron el equipo de electrocardiograma y de estudio para las maternas. “Los daños fueron en la sala de partos donde los equipos quedaron destruidos”, informó el médico del centro asistencial, Jesid Romero. El galeno manifestó que sólo se van a atender las urgencias. “Tenemos una paciente en trabajo de parto y le estamos prestando el servicio a pesar de las adversidades”. ‘Están presionando el proceso de paz’ Un llamado a la calma y continuar con las labores diarias, hizo el alcalde de Nátaga, Lubín Pajoy Trujillo, a los habitantes de la población. “Hay que seguir adelante”. Para el mandatario la incursión guerrillera es una muestra de que en el país se está “incrementando nuevamente la violencia. Ni en las épocas más difíciles tuvimos una situación de estas. No estábamos acostumbrados a esta actividad. Este es un hecho aislado que tiene que pasar a la historia”, señaló. Pajoy Trujillo sostuvo que la incursión guerrillera está presionado el proceso de paz. “Este es un conflicto al que no está ajeno nuestro municipio. Es una presión que están ejerciendo los grupos al margen de la ley para obtener resultados de los procesos de paz”. El burgomaestre manifestó que una de las conclusiones del Consejo de Seguridad en el que participó el comandante de la Región Dos de la Policía, general Ómar Rubiano Castro; el comandante del Departamento de Policía Huila, coronel Juan Francisco Peláez Ramírez y el comandante de la Novena Brigada, coronel Juan Carlos Ramírez Trujillo, entre otras autoridades locales. Los uniformados serán apoyados por efectivos de la Escuela de Carabineros. “La estación contará con un apoyo de manera permanente. Habrán unidades repeliendo cualquier agresión que intente nuevamente la subversión”, indicó el general Rubiano Castro. En la reunión de seguridad se acordó la consecución de recursos para la adecuación de la Estación de Policía que quedó destruida por la onda explosiva de las granadas lanzadas por los subversivos. “Se va a gestionar que la estación se construya en otro lugar con condiciones dignas para los policías. Hoy está en la sede de la Alcaldía”, manifestó el Alcalde. Agregó que se comenzará a buscar los recursos para reconstruir el hospital. “El techo y las ventanas fueron destruidas. Aspiramos que los arreglos estén listos al finalizar la semana”. Precisó que la promoción del turismo en la localidad continuará sin contratiempos como se había diseñado, para que en mayo se haga la invitación formal a la peregrinación al santuario. “Estamos promocionando el turismo religioso para que se convierta en una actividad permanente como en otros santuarios del país”. ‘La guerrilla no quiere la paz’ “El policía era un buen agente, servicial y tratable”, expresó Flor Ángela Pérez al recordar al patrullero Guillermo Salazar Cabrera, asesinado por las Farc en la toma a la estación policial. El uniformado había sobrevivido a la incursión guerrillera a la base ubicada en la zona rural de El Arenillo en Palmira (Valle), en el 2007, instalada para controlar el corredor de movilidad de la insurgencia en los departamentos del Valle, Tolima y Huila. En el hecho seis policías murieron incinerados. Salazar Cabrera, de 30 años de edad, fue asesinado cuando se encontraba prestando guardia en la estación. “Los guerrilleros llegaron en la camioneta, se estacionaron frente al cuartel, lo saludaron y le dispararon”, manifestó un vocero policial. El uniformado había ingresado al organismo de seguridad hace siete años, después de haber prestado el servicio militar. “Desde pequeño decía que quería ser policía, terminó el bachillerato, prestó servicio en la Policía, quedó ilusionado con la institución y se vinculó de lleno”, recordó en medio de la tristeza su abuela Anunciación Méndez Durán, de 90 años de edad. “Era un nieto muy especial”, manifestó la mujer al precisar que le dejó dos bisnietos de 6 y 3 años de edad. La última vez que sus familiares lo vieron con vida fue el pasado viernes primero de febrero, cuando estuvo en la casa de la abuela en el municipio de Paicol, donde vivían sus padres. “Vino a almorzar, estuvo con los amigos, departió un rato”, manifestó Méndez Durán. El joven patrullero es recordado como una persona amable, servicial y trabajadora. “En la mañana estuvo en mi casa pidiendo prestado un taladro. Es increíble que lo hubieran matado”, señaló Pérez. Cinco minutos antes del ataque el uniformado estuvo hablando con su esposa Yuri Sánchez. “Ella estuvo en la estación llevándole refrigerio”, señaló la abuela de Salazar. La familia del policía rechazó su muerte y sostuvo que las Farc “no buscan la paz sino la guerra. Mataron a un muchacho indefenso”. Los despojos del joven eran velados ayer en la casa de su abuela. Las exequias serán hoy en las 3:00 de la tarde. Guillermo Salazar Cabrera El Ejército apoyará la seguridad de Nátaga. En la huida los guerrilleros del Frente Sexto del Comando Occidental ‘Alfonso Cano’, lanzaron calendarios con la fotografía de los comandantes de las Farc muertos.