La Nación
Nefastos totalitarismos 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Nefastos totalitarismos

 

Froilán Casas Ortiz

Obispo de Neiva

 

En sano español el sufijo ismo tiene varias acepciones, aquí lo quiero significar con una “teoría exagerada”; este sufijo es aumentativo. El sufijo en el caso  por referirme, empobrece el concepto. El sufijo ismo aplicado a cristiano, cristianismo; conservador, conservatismo, liberal, liberalismo; común, comunismo, deforman la riqueza del contenido de la doctrina, del sistema. Toda exageración es una deformación del contenido. Totalitarismo es una exageración de la totalidad, todavía más, es una absolutización de la totalidad. A mi juicio, lo he afirmado tantas veces, la democracia es el mejor sistema de gobierno. Al analizar la historia de la misma, encontramos los graves peligros en que se encuentra este riquísimo modo de gobierno. La democracia tiene muchos enemigos; es más, con alguna frecuencia los tiranos antes de gobernar son adalides de la democracia. La persona en el poder, más el poder político, si no tiene madurez democrática puede parapetarse en la misma para imponer sus autocráticos caprichos, incluso puede tener la capacidad de un encantador de serpientes con  la habilidad de engañar al electorado para instalarse  en el poder, so pretexto de mostrarse como el único salvador de la desgracia de un pueblo. Difícilmente y casi imposible hablar de democracia en un pueblo con hambre. El hambre y la miseria son el mejor caldo de cultivo para que llegue el totalitarismo de Estado. El Estado enmarcado en la tiranía de un caudillo. Un Estado totalitario acaba y masacra las libertades individuales, convirtiendo al ciudadano en ficha de un sistema político fundamentado en el poder del Estado. Lo grave es que el Estado se presenta como el defensor de la igualdad social, económica y política de los ciudadanos. ¡Qué sofisma d distracción! Aquí se pierde toda posibilidad de disenso, hay una nueva dictadura, la dictadura de partido. La dictadura, la tiranía, la plutocracia, la aristocracia, son las formas de gobierno más contrarias a la democracia. No hay nada más falso que darle título a un sistema de gobierno que corta las libertades individuales para enmarcarlas en un totalitarismo de Estado. Cómo es posible llamar República Democrática Alemana, cuando allí antes de la caída del muro de Berlín, se imponía la más cruel tiranía. ¿Cómo puede haber libertad en donde se levantan muros?; ¿cómo puede hablarse de “paraíso comunista”, si los ciudadanos tienen constreñidas las libertades? Si el sistema es bueno, ¿por qué la gente huye de esos regímenes?  En los sistemas totalitarios es la fuerza la que se impone. Cuando era estudiante en Europa, tuve la oportunidad de incursionar y visitar como “turista” algunos de los otrora llamados “países de detrás de la cortina de hierro”. ¡Qué experiencia! Le requisaban a uno hasta el alma, la sensación del control policial llegaba hasta el paroxismo. Si el sistema es bueno, ¿por qué tiene que mantenerse con la fuerza de las armas?