La Nación
Neiva: caminArte, para conocerte 1 25 abril, 2024
NEIVA

Neiva: caminArte, para conocerte

El escritor y gestor cultural Guillermo González Otálora nos presenta un sugestivo y palpitante recorrido por la ciudad, donde el arte es el gran protagonista para conocer la historia inédita y colectiva de Neiva a través de experiencias y encuentros ciudadanos. El escritor y gestor  cultural Guillermo González Otálora nos presenta un  sugestivo y palpitante recorrido por la ciudad, donde el arte es el gran protagonista para conocer la historia inédita y colectiva de Neiva a través de experiencias y encuentros ciudadanos. LA NACION sigue con la publicación de crónicas, análisis y entrevistas en torno a la celebración de los 400 años de fundación de Neiva. GUILLERMO GONZÁLEZ OTÁLORA Especial LA NACION Aún encontramos propuestas para “rescatar la cultura”,  como si nuestra identidad debiéramos “rescatarla”, en vez de reconocerla, valorarla  y proyectarla.   Expresa José M. Pedreño que  “el pueblo que no conoce su historia no comprende su presente y, por lo tanto, no lo domina, por lo que son otros los que lo hacen”.  Es entonces  cuando nos preguntamos ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿para dónde vamos? y ¿qué queremos ser? En la medida que nos respondamos cada uno de los interrogantes, sabremos de dónde venimos, cuánto nos queremos, para trazar el camino  que edifique nuestro futuro. neivaLa  Historia Inédita de Neiva, comentada por Álvaro Gasca nos llama la atención sobre la construcción colectiva de la memoria local.  Se me ocurre que “Ciudad Villamil” puede ser el pretexto para consolidar espacios de encuentros ciudadanos, en donde, a partir de experiencias y conocimientos cotidianos continuemos en el reconocimiento del Neiva. Zaid Garcés Quiacha en su libro “Neiva, Ciudad Histórica y Cultural”, nos hace un recuento de la obra escultórica en torno a los temas que escribió el Maestro Jorge Villamil, que, son el pretexto ideal para hacer un recorrido porque Neiva es para caminArte. Viniendo del Terminal de Transportes de Neiva, Larissa Calderón  me enseñó la obra del maestro Segundo Huertas que me hizo recordar que “Al sur, al sur, al sur,/ del cerro de Pacandé/ está la tierra bonita,/ es la tierra opita/ que me vio nacer/.  Allí Reynel Salas  estaba conversando para formar a jóvenes y a los vecinos del sector, la historia de la creación de los barrios del Sur de Neiva y la anécdota de “Puente Torcido”. Caminando, caminando, me encontré a  Esmir Garcés en el  Estadio de Fútbol y entorno a la obra del maestro Álvaro Zarama, que se nos antoja caracoleando, con fina estampa, “por las trochas y caminos” como señalando la ruta que debemos caminar con paso alegre, edificando futuro, había reunido a un grupo de estudiantes y habitantes del sector con quienes recordaban los Juegos Nacionales para los que se construyó el estadio y reían al recordar  que muchos habían visto la clausura del espectáculo deportivo en los primeros televisores a color que llegaron a Neiva Juán Diego Guzmán Tafur,  recordaba junto a la escultura de El Barcino, que allí existió la plaza de mercado y de cómo miramos los neivanos, sorprendidos,  cuando la dinamita abrió paso para la construcción de la Plaza Cívica.  Entre otros, estaban recordando esas historias, Albeiro Castro y muchas gentes que eran cliente habitual de “La Gardenia” y se hospedaban en el “Hotel Anayaco”. En el viejo Puerto del Caracolí encontramos un corrillo de cuenta cuentos, recordando la llegada de los pescadores y las mercancías que subían  por el Río Grande y mientras iniciábamos el recorrido por el Parque Longitudinal,  Emilio Esteban Prada  nos contó que recordó la Canción del compositor de las Américas y “Busqué en las playas/ del inmenso río/ que en el pasado/ feliz recorrí/” concibiendo esta obra de arte para que en torno a ella, volviéramos a escuchar las viejas leyendas que se llevó la corriente Riendo a carcajadas, como en la canción que plasmó el maestro César Augusto Melo, encontramos en el corrillo a Quiquino, reconstruyendo la historia del ferrocarril, sobre los pocos rieles que aún persisten al paso del tiempo;  aprovechó para  contarnos cómo compró en Flandes esa vieja locomotora que adorna la Estación. Aquí entendimos, con un grupo de turistas, que la historia no está perdida y que lo importante es su reconocimiento para su valoración. En Los Guaduales, del maestro Emilio Esteban Prada, encontramos a Misael García, rodeado de jóvenes que recordaban los años en los que Guillermo Plazas Alcid metía el hombro para crear la Universidad Surcolombiana y de cómo en las instalaciones del Colegio Departamental Femenino, los primeros estudiantes confiaron en que Neiva sí podía construir su propia universidad que en ese tiempo se llamaba Itusco Los maestros  Antonio José Correa y Martha Velásquez, cada uno quiso mostrarnos su interpretación de Luna Roja.  El grupo que se reúne con la  charla amena de Marco Fidel Yucumá, recordaba la transformación del centro de Neiva, la canalización de La Toma, la construcción de los amplios andenes para caminar  la Ciudad al caer la noche, de oriente a occidente, mientras venían los acordes de tiples y guitarras recordando algún viajero  enamorado de los Llanos Orientales. Mientras gozábamos la obra del Maestro Juán Diego Guzmán, Omar Cuellar, “la Cucha”,  nos contó la historia de creación de “Las Granjas”, casas grandes con amplios patios para que sus habitantes cultivaran vegetales que les ayudaran a su sustento.  El mismo nos contó de la Ley Páez que  brindó la oportunidad para que llegara a Neiva el Óptimo que se convertiría luego en el Éxito y de cómo  los Carrillo construyeron Los Cámbulos.  Nos hizo  recordar que a Neiva la llevamos en nosotros aunque pasen los días y los años, cuando nos contó que la familia de Chavela Cuenca  mataba  un marrano pequeñito y le ponía un amplificador de sonido para que los vecinos creyeran que era un gran marrano sampedrero. El ruido de tambores se hizo  más fuerte cuando nos acercamos a la obra de Eduardo Estupiñán, en donde  Jairo Ramírez  le contaba a un grupo significativo de estudiantes y visitantes, la historia de la educación en Neiva  a partir del recuerdo del Colegio Itre de doña Tulia Rosa Espinosa.  Leo Cabrera también recordó esos tiempos en los que la Concha Acústica era el epicentro del San Pedro y el viejo recuerdo que allí funcionó “El Tambo”, un tertuliadero que administró la  desaparecida “Casa de la Cultura de Neiva”  que nos enseñó a apreciar el cine y fue motor de desarrollo cultural para la Ciudad. En este Caminarte  conocimos más a Neiva  y aprendimos a quererla y cuidarla para que los visitantes se queden más con nosotros y nos sigamos construyendo como el centro del Sur Colombiano.