El repunte en los precios de los alimentos en Neiva, ubican a la ciudad con la más alta variación anual en el IPC de este rubro, y además es la segunda en términos mensuales, según dio a conocer el Dane. El IPC total anual de septiembre en Colombia ascendió al 11,44%, la tasa más alta desde hace 23 años.
CATERIN MANCHOLA
Neiva es una de las ciudades donde más se ha sentido el descontrol del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Colombia, que tiene en apuros especialmente a las personas pobres y vulnerables, y durante septiembre este fenómeno no menguó según reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Ayer la entidad estadística informó que durante el noveno mes del año la inflación mensual para la capital del Huila fue la novena más alta de Colombia y ascendió al 1,02%, de esta manera sobrepasó el promedio nacional de las 23 ciudades del país, el cual, se situó en 0,93%-superior a lo estimado por expertos-. La capital con el mayor incremento en el costo de vida fue Cúcuta (1,20%) y por el contrario la de la menor variación fue Valledupar (0,58%).
Las mayores contribuciones y que empujaron al alza el costo de vida durante septiembre frente a agosto en todo el país, son en primer lugar los alimentos y las bebidas no alcohólicas, que aportaron 0,31 puntos porcentuales (p.p.), y se ubicaron de lejos como los protagonistas en el encarecimiento del costo de vida de los ciudadanos. En segundo lugar, figuró el alojamiento, agua, electricidad y gas con un aporte de 0,18 p.p.; y en sintonía con lo anterior, la tercera contribución la hicieron los restaurantes y hoteles.
Y lo que más subió en términos mensuales continúa siendo precisamente los bienes y servicios esenciales, según el Dane, las mayores variaciones se presentaron en los bienes y servicios para el hogar; los alimentos y bebidas no alcohólicas; y las prendas de vestir y calzado.
En los alimentos, se pusieron aún más caros la arracacha, el ñame y otros tubérculos y las frutas frescas, por citar algunos.
Como se dijo, el mayor aporte a la inflación lo están haciendo los alimentos y las bebidas no alcohólicas, pero por ciudades la preocupación debe fijarse especialmente sobre Pasto y Neiva, que son respectivamente la primera y segunda ciudad con las más altas variaciones del IPC mensual en este rubro. Puntualmente, durante el mes pasado Neiva presentó un encarecimiento en estos productos del 1,98%, mientras que en el país la tasa promedio fue de 1,61%, esto significa una diferencia de 0,37 puntos básicos entre la media nacional y la capital opita.
Anual, aún más ‘disparada’
Con la variación mensual del IPC que arrojó septiembre en 0,93%, en promedio el costo de vida de los colombianos durante el año corrido ha subido un 10,08%; y, además, los expertos estiman que el 2022 finalice con una inflación por encima del 12%.
En cuanto a la variación anual, las cifras permiten evidenciar el gran fenómeno que se vive por cuenta del encarecimiento del costo de vida y que empezó en el año 2021. El Dane señaló que la variación anual del IPC fue de 11,44%, es 6,93 puntos porcentuales mayor que la reportada en el mismo periodo del año anterior (4,51%) pero, además, es una cifra que no se veía hace más de 23 años.
Para hacerse a una idea de la atípica y ‘apretada’ situación que padecen los hogares, el Dane precisó las variaciones anuales del IPC total en los septiembres anteriores. “En el 2020 llegó a 1,97%, en 2021 a 4,51% y en este septiembre al 11,44%. Si miramos la variación anual del IPC total entre enero de 1999 y septiembre del 2022 (por no tener otro punto de referencia), vemos que desde entonces no alcanzábamos unos niveles como los que estamos observando actualmente, la cifra más alta la habíamos alcanzado en el 2016 de 8,97%”, explicó la directora de la entidad, Piedad Urdinola.
En estas cifras sin precedentes durante el presente siglo, las mayores contribuciones a la inflación vienen desde los rubros de alimentos y bebidas no alcohólicas; alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles; y restaurante y hoteles.
Las mayores variaciones anuales también las arrojan los alimentos y las bebidas no alcohólicas, que ya se han encarecido en un 26,62%. Y en segundo lugar los restaurantes y hoteles. Por el contrario, de las 12 categorías analizadas por la entidad estadística, solamente lo relacionado con información y comunicación arrojó un decrecimiento (-6,65%).
En los alimentos, lo que se puso aún más costoso fue: la yuca, la cebolla, y la arracacha, el ñame y otros tubérculos. Y de los restaurantes y hoteles, fueron las comidas.
Neiva aquí nuevamente juega un papel fundamental y se sitúa en la mira por ser la ciudad con la más alta variación en el IPC de alimentos. Mientras que en el país se encarecen en un 26,62%, en la capital opita el repunte asciende al 31,07% y es, junto con Ibagué (30,16%) las únicas ciudades del país con una tasa igual o superior al 30%.
Pero el panorama podría ser aún peor, según indicó el economista Germán Palomo, para quien “si se aprueba la reforma tributaria, con el alza de gasolina localmente aportaremos a un incremento de los precios desde octubre”.
¿Y las tasas de interés?
Para hacerle frente a la inflación, la Junta Directiva del Banco de la República desde hace un año determinó comenzar a subir gradualmente la tasa de intervención de política monetaria, es así como el ajuste más reciente ocurrió el pasado 28 de septiembre cuando esta ascendió al 10%; el emisor busca que en el mediano plazo el IPC retorne a su meta de 3%. Esta misma estrategia está implementándose alrededor del mundo. La inflación actual golpea a nivel global.
De acuerdo con el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, “los impactos de la política monetaria se sienten con un rezago importante y, además, no han contrarrestado en lo que hemos visto hasta ahora la cantidad y la magnitud de las sorpresas que hemos tenido desde frentes fundamentalmente internacionales. Eso unido a situaciones internas en las que la demanda se ha mantenido dinámica, pues, hace que todavía no se haya empezado a ver el proceso de reducción de la inflación. La expectativa es que en los próximos meses empecemos a ver esa reducción y que se observe de manera particularmente importante a partir del mes de enero”, dijo durante la rueda de prensa sobre la decisión de subir las tasas de interés.
Ayer tras conocer el dato del IPC, el presidente de la República, Gustavo Petro cuestionó tajantemente esa decisión. “El precio de los alimentos sigue jalonando el ritmo inflacionario de Colombia; esta vez menos por la inflación internacional, más por las inundaciones. Servicios de energía disminuyen su impacto. ¿Sirve subir la tasa de interés para contener la inflación? No”.
Y acto seguido anunció que en lo que respecta al Gobierno Nacional sobre el encarecimiento del costo de vida, “profundizará su política anti-inflacionaria” con medidas estructurales como “la reforma tributaria a grandes fortunas, el subsidio a fertilizantes, la reforma agraria, la alimentación en barrios pobres, y el cambio de la fórmula tarifaria de energía”. También, fortalecería la banca pública y aumentaría la competencia en el sector financiero para lograr tasas de interés bajas en el sector productor de alimentos y la economía popular urbana en proceso de industrialización.
De otra parte, el economista Germán Palomo también subrayó que la tasa de intervención a ese nivel obedece al propósito de seguir obligando a la tasa de inflación a ubicarse en los rangos meta: “sin embargo, esto no se ha logrado y ya se sabe que en este año no se logrará, como tampoco en 2023 primer semestre”, advirtió.
Y aseveró: “esto significa que los precios de los alimentos seguirán altos (es el rubro que más ha afectado la inflación), porque los niveles de importación de los bienes que afectan sus precios no bajarán. Entonces, esto no solamente afecta a la gente de a pie, sino a todos. Si sumamos la situación mundial que se acerca a la recesión tantas veces anunciada, este fin de año no se ve muy alentador”, concluyó.
Son las personas pobres y de bajos ingresos los que más se ven afectados con el encarecimiento del costo de vida, pues, mientras que en los hogares con ingresos altos la inflación anual -que recordemos fue del 11,44%-, es del 9,80%, en la clase media sube al 11,60% y en las familias pobres y vulnerables asciende aún más y llega al 13,16%.