Especial LA NACIÓN
En un artículo anterior hice alusión a los desafíos que afrontamos los padres frente a la intensa relación juventud-tecnología. Sugería entonces que a pesar de los grandes beneficios que la Internet brinda a los jóvenes, estos deben ser cuidadosamente educados y guiados, especialmente en su transición de la niñez a la juventud, en el adecuado uso de la abrumadora variedad de recursos e información que allí se ofrecen.
Las redes sociales como uno de los muchos productos tecnológicos se han constituido en los espacios virtuales de encuentro y reencuentro de familia, amigos, compañeros de trabajo y hasta de desconocidos. Sin embargo, han sido estas los espacios donde se han gestado severas entropías con letales consecuencias para la sociedad. Estamos hablando del acoso cibernético, extorsiones, homicidios, violaciones y ahora aparece uno más, el Neknomination.
Al parecer, el Neknomination se originó en Australia y consiste en la demostración videográfica de la capacidad heroica de un joven para consumir alcohol. Es decir, el joven graba un video bebiendo de un solo trago todo el alcohol posible en el menor tiempo posible y luego lo sube a la red social Facebook para retar a sus amigos. El objetivo es retar a otros a superarlo en tiempo, cantidad y preparación, entre más suciedad contenga el brebaje, mejor es la hazaña. Si hacen caso omiso al reto los amigos que fueron nominados se convierten inmediatamente en objeto de acoso cibernético. Resulta paradójico ver cómo el excelente recurso de virtualidad ha sido amancillado con el proclive propósito de exhortar a otros hacia el mal, hacia el daño, hacia el abismo.
Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo nocivo de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año. Unos 320.000 jóvenes entre 15 y 29 años de edad mueren por causas relacionadas con el consumo de alcohol y a eso se sumarán quizás las víctimas del “Neknomination”.
El ingenuo anhelo de los jóvenes por superar la heroicidad de sus amigos reales o virtuales los lleva a un estado de insensatez e irresponsabilidad que obnubila su termómetro intelectual y moral para discernir el daño que se están causando y que están causando a otros.
Se cree que el macabro juego empezó con la publicación de un video de una mujer en ropa íntima bebiendo una copa de vino en un supermercado, pero la bravuconería incrementó hasta llegar a cocteles extremos y se ha convertido en un fenómeno de gran apogeo en muchos países como Gran Bretaña, entre otros. La conducta ya está siendo imitada en Colombia, pero afortunadamente aún no tiene la suficiente acogida como en los países desarrollados. Esperemos que los colombianos no caigamos en estas reprochables, vanas y repugnantes conductas. No obstante, un artículo realizado por CNN señala que un joven francés lanzó una iniciativa para intentar frenar el contagio de esta descabellada moda. En lugar de ingerir alcohol, Julien Voison se grabó dando de comer a mendigos y designó a tres amigos para que repitan la buena acción.
Es por tanto de suma importancia hacer un llamado de atención a todos los padres de familia para que sigamos educando y acompañando a nuestros hijos en su proceso de formación, en lo que respecta especialmente al uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), atentos a sus movimientos en las redes sociales virtuales, y a nuevas y extrañas actitudes resultantes de algún acoso cibernético.
No olvidemos que la familia debe imponerse como la gran fortaleza y bastión de los jóvenes, quienes por su intrincada etapa de formación pueden carecer de la claridad que ellos tanto pregonan tener. Debemos estar presentes y atentos en sus procesos formativos no de manera coercitiva y punitiva, sino a través de la empatía y el amor. Una formación sólida, con discurso y con ejemplo, hará que nuestros jóvenes se nieguen a la seducción de tantas y absurdas tendencias del arrollador mundo moderno.
Silvana Velásquez
“Es de suma importancia hacer un llamado de atención a todos los padres de familia para que sigamos educando y acompañando a nuestros hijos en su proceso de formación, en lo que respecta especialmente al uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación”