Más que aterradoras son las cifras que han dado las autoridades de niños que han muerto en los pocos días corridos del año, víctimas de violencia y hechos accidentales en todo el país. Más que aterradoras son las cifras que han dado las autoridades de niños que han muerto en los pocos días corridos del año, víctimas de violencia y hechos accidentales en todo el país. Numerosos niños han sido asesinados en estos primeros días del 2013, uno fallecido en accidentes de tránsito y uno cada dos días protagonista de suicidio; son en total 40 pequeños víctimas de homicidio doloso, otros 19 muertos en accidentes viales y 13 menores que se han quitado la vida, sumando 17 casos en los que no se ha determinado con claridad la causa, de acuerdo con las cifras oficiales reveladas por el Instituto Nacional de Medicina Legal. De tales hechos se destacan dos aún más brutales, en los que dos pequeños asesinados por sus propias madres. Y en medio de hechos tan dolorosos, se siguen advirtiendo serias falencias de la Justicia a la hora de acometer acciones precisas frente a los autores de los homicidios de los menores, a tal punto que muchos violadores de los derechos de los niños gozan de la impunidad. Poco o ningún caso hacen los aplicadores de las leyes, nuestros fiscales y jueces, cuando se trata de producir sanciones ejemplarizantes y drásticas contra los monstruos humanos que atentan contra nuestros pequeños. Pareciera que quienes mejor deben conocer la Constitución y las leyes olvidaran que los niños tienen derechos prevalentes en la Carta Política y normas precisas de protección en los códigos. Y allí está el caso de la mujer que raptó a la pequeña Allison en Bogotá, dejada en libertad por un juez que consideró – con el más insólito de los argumentos – que tal señora no es un peligro para la sociedad. Y otros incluso, en aras de la supuesta defensa de las garantías procesales y los principios del Derecho, rechazan que se apliquen medidas más severas a violadores sexuales, muchos de los cuales – hábilmente – apelan a aparentes desórdenes mentales para acogerse a los beneficios penales. Y como si no fuese suficiente el horror de estos más de 100 menores asesinados, muertos en choques viales o por suicidio, lo que detectan las autoridades es que en gran parte de los casos las muertes se presentaron por personas cercanas al núcleo familiar o por los familiares. Y nada es nuevo, sólo la repetición de una terrorífica realidad: según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en el 2011 hubo 1.056 casos de asesinatos de menores de edad, y en los dos recientes años esa entidad ha actuado para restablecer los derechos por maltrato o abuso sexual a 7.600 menores. Estamos frente a una violencia que está escondida en el núcleo de nuestras familias y poco se habla de ella pero existe. ¿Qué falta para conmovernos y salir todos en defensa de nuestros indefensos niños? “Y nada es nuevo, sólo la repetición de una terrorífica realidad: según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en el 2011 hubo 1.056 casos de asesinatos de menores de edad”. EDITORIALITO Está bien que los guardas de tránsito realicen los retenes de control. Lo que resulta inconveniente es que lo hagan en las horas pico como ocurrió ayer en la carrera segunda, generando un trancón y afectando la movilidad en esa hora crítica.