La Ley 55 de 1968 creó el Instituto Técnico Surcolombiano. El Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, Icfes, mediante Acuerdo 11 del 2 de abril de 1970, autorizó la iniciación de labores. La Ley 0013 del 30 de enero de 1976 estableció la transición de instituto a Universidad. Reinaldo Polanía Polanía lideró las ‘batallas’.
Olmedo Polanco
“Perro no come perro; pero, opita sí come opita”, reza el dicho popular en la región. La enunciación discursiva hace referencia al sentimiento de ‘envidia’ y comportamiento identitario entre algunos pobladores del territorio. La envidia tiene el sueño muy liviano; por eso, no despiertes el gallinero con tus dichas.
“De San Agustín a La Dorada, es la misma alma, abierta y festiva, limpia y graciosa, soñadora y romántica…”, ha escrito Pedro José Ramírez Sendoya con relación a los antiguos pobladores de esta geografía. Complementa: “…con la tenacidad del vasco y la pereza del andaluz, la severidad del castellano y la sencillez del gallego”. La pereza como origen del sentimiento de tristeza o enojo de una persona ante el triunfo de otra. (Diccionario indio del Gran Tolima. Estudio Lingüístico y Etnográfico. Frontis. La tierra y el hombre. Editorial Minerva Ltda. Bogotá, 1952).
‘Al hierro el orín y la envidia al ruin’, dice el refrán. “Esa envidia impelente y repugnante que parece que viniera innata e incorregible en el pecho de dos de cada tres huilenses”, escribió Augusto Ángel Santacoloma, a propósito de la renuncia de Reinaldo Polanía Polanía, magistrado del Tribunal Superior, a sus cargos de jefe de los programas de Administración y Supervisión Educativa, y como profesor de cátedra en el Instituto universitario surcolombiano -Itusco-. Escribió Polanía: “…así haya tenido, en ocasiones, que saborear la amarga incomprensión (…), fruto del feo pecado de la envidia, propio de nuestro estrecho medio ambiente”. El autor de la misiva sacó en limpio a las clases populares. (Academia Huilense de Historia. Hemeroteca. Revista el Bronce. Augusto Ángel Santacoloma. Editorial Kelly. Neiva, agosto de 1970. Página 50).
Como los peripatéticos
El profesor Carlos Ramón Repizo Cabrera hablaba bellezas del Doctor Polanía. “Hombre muy sensible, de principios, altruista, entregado a su región. Un caballero a carta cabal”. (Entrevista a Carlos Ramón Repizo Cabrera. Bogotá, mayo de 1995. Hay registro en cinta magnetofónica). Repizo era maestro en el Colegio Nacional en San Agustín y había conformado en Pitalito el comité central pro universidad del Huila, convocado por un grupo de vanguardia desplazado desde Neiva. Del colectivo que asistió en Laboyos hacían parte: Teresa González de Cantillo, Ana Rosa Rojas Sánchez, Gloria Fanny Tovar, Beatriz Rojas, Leney Tovar y Bibiana Molina. También, Gabriel Vinasco y Humberto Muñoz Ordóñez. (Archivo Histórico, emisora Radio Sur. Pitalito. Noticiero ‘Momento regional’, libreto de la emisión del 12 de mayo de 1966).
Reinaldo Polanía lideraba el equipo de vanguardia que en Neiva se había echado en hombros la idea de crear una universidad pública. “Únicamente reclamo el honor de figurar entre las personas de buena voluntad, que desafiando el conformismo tradicional y el colonialismo interior, se lanzaron con valor a lo largo y ancho del departamento a crear ese noble movimiento que culminó felizmente con el funcionamiento del Instituto que usted dirige”, escribió en su carta de renuncia a Marco Fidel Rocha, rector encargado de Itusco. (AHH. Hemeroteca. El Bronce. Op.Cit. Página 51).

Nacer en la calle
La profesora Cristina Gutiérrez y el profesor Miller Dussán Calderón recuerdan que un grupo de profesionales liderados por el magistrado Reinaldo Polanía, “Plantearon la necesidad de impulsar programas profesionales, razón por la cual se requería la creación de una universidad que fuese una sede de la Universidad Nacional”. Según Gutiérrez y Dussán, “La propuesta encontró oposición en directivos de Itusco, que defendían la naturaleza, estructura y fines del instituto universitario. Entonces, se inició un proceso de socialización popular que promovía la idea de crear una universidad, que fue acogida por diversos sectores de la sociedad huilense, especialmente el magisterio”. De la conversación se concluye que las acciones sociales fueron determinantes en la creación de la Universidad Surcolombiana y de allí surgió la consigna “La universidad nació en la calle y en la calle la defenderemos”.
“Como egresada sé que la Universidad Surcolombiana ha tenido presencia hacia afuera, como una forma de resistencia, de defensa de los intereses populares, de denuncia, de reivindicación de la dignidad”, comenta desde Pitalito, Marleny Ardila González, profesora en la Institución Educativa Municipal Montessori.
“Más que nacer en la calle, la surcolombiana nació con ganas; con el ímpetu de unos padres ansiosos que la trajeron a la vida con mucha felicidad y con el convencimiento de que llegaría muy lejos”, ha dicho Martha Cecilia Andrade, egresada del programa Lingüística y Literatura, en los años 80.
La región surcolombiana y la pertinencia de la Usco
El profesor Nicolás Arturo Núñez Gómez dirige el grupo de investigadores académicos que se ocupó de la pertinencia social y académica de la oferta de pregrados en la Usco. “Al hacer una revisión de trabajos de investigación para determinar de qué manera abordan o delimitan la región surcolombiana, encontramos que existe diversidad de posturas (…) que muestran las distintas formas de entender el territorio (…) y la dificultad que tenemos para representarlo”.
El equipo de trabajo transdisciplinar estudió las discusiones sobre la categoría de región surcolombiana, que se divulgaron a finales del siglo XX y principios del XXI. El estado del arte tuvo en cuenta a investigadores como Orlando Fals Borda, Miguel Espinosa, Eduardo Patarroyo, William Fernando Torres Silva y Miller Dussán Calderón, entre otros.
Estas apuestas son retomadas por el historiador Bernardo Tovar Zambrano (2005), en su ponencia ‘El Huila, el ordenamiento territorial y la región surcolombiana’, donde explica que el debate sobre el ordenamiento territorial en Colombia ha generado varias propuestas de regionalización fundamentadas en una diversidad de criterios para su formulación, que van desde tener en cuenta paradigmas o modelos de región, concepciones de estado, razones históricas y culturales hasta, factores naturales, físicos y biológicos, demográficos, económicos, sociales y políticos, que, según Tovar Zambrano, se han basado en criterios no homogéneos”.
Fredy William Andrade Pérez es el decano de la Facultad de Educación. Considera que la institución debe: “…transformar la enseñanza tradicional hacia un enfoque interdisciplinario, integrando herramientas como la inteligencia artificial y la realidad virtual”. Es más -dice- “…es necesario desarrollar competencias transversales en los estudiantes, como el pensamiento crítico y la alfabetización digital. La Universidad debe fortalecer su vínculo con la comunidad y construir ecosistemas de aprendizaje inclusivos que conecten saberes locales y globales”.

Hay que dar las gracias
Como era de esperarse, el profesor Reinaldo Polanía se retiró agradecido de Itusco, por “… la oportunidad que me brindó de colaborar en la iniciación de tareas de la institución…”. Recordó al rector Rocha que el centro de estudios debería: “…contribuir en forma efectiva y acelerada al desarrollo de nuestra comarca al capacitar adecuadamente a la juventud para que con su dinámica y su coraje, derrumbe viejos mitos y prejuicios, y con plena conciencia de su valor forme una nueva clase dirigente…”.
En otro párrafo de la carta de dimisión, Polanía persistió en la crítica a un sector de la dirigencia regional y la necesidad de formar nuevos liderazgos: “…sin el lastre de desuetos paternalismos que sofocan a nuestras gentes”. Polanía batallaba por la creación de instituciones de educación oficial desde 1963, “Lo que justifica mi modesta existencia, es el haber dedicado en estos últimos 7 años, parte de mi tiempo de descanso a la creación de instituciones de educación popular, tales como el bachillerato nocturno Rojas Garrido”.
En la noche del viernes 12 de enero de 1968, Reinaldo Polanía Polanía había aceptado la responsabilidad de dirigir el movimiento de creación de un instituto de enseñanza superior en el Huila, “…tuve la honestidad de decir que en caso de fracaso me refugiaría en la carrera judicial, que me ha sido tan grata, y si tenía éxito, también lo haría sin pasarle cuentas de cobro a nadie por mi gestión”.
Reinaldo estaba a gusto, porque había cumplido su promesa. “Al fin y al cabo estudié para Juez de la República y si me he dedicado a la enseñanza, no es por profesión sino por vocación, y más que por vocación de maestro, por vocación de servicio”, expresó antes de estampar su firma en la carta de despedida.