Permanecen a un costado de la vía a unos cuantos metros donde antes habían levantado sus humildes ranchos, los cuales fueron arrasados por el uso desmedido de la fuerza y donde de vez en cuando ven pasar al alcalde sin que se inmute a descender del vehículo. “Por acá pasa el alcalde a inspeccionar las obras, pero no ha tenido la amabilidad de preguntarnos cómo estamos”, narró Deicy Tovar, mientras se refugiaba de una leve lluvia que se filtró por el techo, sostenido por algunos palos.
Así quedó el lote que ocupaban 125 familias desplazadas, donde algunas persisten en el lugar.
Buscan una solución lo más pronto posible, porque algunos niños han comenzado a enfermarse y la cantidad de zancudos los invade, ya que en menos de tres metros cuadrados está la cama, la cocina y las letrinas, las cuales no tienen ningún sistema de drenaje.
“No pedimos que nos regalen nada, sólo que nos ayuden a solucionar lo de nuestra vivienda. Hay familias que llevan 10 y hasta 14 años desplazados viviendo en la miseria, sabemos que muchas viviendas las están entregando financiadas, queremos acceder a esos proyectos”, afirmó Elisabeth García Monsalve.
En pésimas condiciones de salubridad tienen que permanecer a la espera de una solución que ellos ven muy lejana.
Hoy están a la espera de que una acción de tutela interpuesta contra a la administración municipal falle a favor de ellos, ya que el desalojo realizado hace 20 días se practicó de manera ilegal.
Cristóbal Molina Quimbayo, presidente de la junta del asentamiento Oasis Tercera Etapa: “El desalojo que hicieron las autoridades fue ilegal, nosotros tenemos las pruebas de la Personería e Inspección de Policía, donde no nos podían desalojar hasta que nos reubicaran. Nos violaron los derechos y esa acción la tenemos mediante una tutela, la cual hoy esperamos que salga a favor de nosotros”.
Alexander Santofimio: “En estos momentos nuestra situación es crítica, ya que fuimos injustamente desalojados, no somos personas malas, mucho menos violentas, por cosas de la vida hemos sido atropellados. Tenemos situaciones precarias, cualquier ayuda sería una bendición. Nosotros no pedimos que nos regalen las viviendas, necesitamos que nos ayuden a llegar a un acuerdo financiero. Para el sustento diario, muchos amigos y familias nos han ayudado, también nos toca ir a pedir alimentos a Surabastos, estamos pasando grandes necesidades”.
Elisabeth García Monsalve: “Acá llegaron representantes de la Secretaría de Vivienda y nos dijeron que nosotros podíamos postularnos a las convocatorias, pero al momento de ir nos dijeron que si no aparecíamos en el listado no podíamos acceder. Llevamos 10 años desplazados y nunca hemos salido favorecidos”.
Deicy Tovar: “Vamos a completar 20 días desde que nos desalojaron, el Alcalde pasa por aquí a ver las casas que ya van a terminar, pero ni siquiera ha tenido la amabilidad de bajarse del carro y preguntarnos cómo estamos. Esto para nosotros es un segundo desplazamiento y ahora es por el Gobierno”.
María Angélica Gasca Tovar: “Tengo una hija con discapacidad, soy madre cabeza de hogar, desde hace 14 años estoy luchando para que me den una vivienda digna, no pido que me regalen nada, sé que ahora están dando muchas facilidades de pago, sólo pedimos que nos vinculen al listado de favorecidos”.
Mujeres embarazadas y niños hacen parte del cuadro del abandono en el que se encuentran.
Los alimentos son preparados al aire libre.
En improvisados ‘cambuches’ tienen que convivir hasta cuatro integrantes de una misma familia.