La Nación
Nos jugamos la decencia 1 19 abril, 2024
OPINIÓN COLUMNISTAS

Nos jugamos la decencia

Francisco José García Lara

En cualquier país decente, la publicación en un medio de comunicación de las declaraciones del exgerente del fondo ganadero de Córdoba, habrían generado tal indignación que cobrarían las cabezas de los principales involucrados.

En Colombia no pasó mayor cosa, el ex fiscal implicado en los hechos no se inmutó, y el presidente del gremio ganadero, mencionado en dichas declaraciones, respondió descalificándolas en lugar de dar las explicaciones que le correspondían.

De la misma manera, esas confesiones, que dicho sea de paso corroboran las versiones de otros involucrados, habrían obligado a las entidades encargadas de investigar a los enredados en el asunto a llamarlos a rendir cuentas, eso tampoco se dio, de hecho, el funcionario que ocupa, según sus propias palabras, el “segundo cargo del país”, cuya preparación lo hace un letrado en todos los temas, pasó de agache ante tan escandalosas revelaciones.

El gremio ganadero también guardó silencio, poco o nada le importó que el presidente de su principal asociación haya pedido apoyo a los paramilitares para elegir un fiscal general de la nación.

Mientras todo esto sucedía, la gran mayoría de los medios de comunicación volcaba su atención en el asesinato de un peluquero de la farándula criolla, quien según los mismos entes noticiosos tenía ingresos no justificados. El propio fiscal general, un hombre que, se insiste, se considera muy preparado, alardeó sobre la velocidad con que se resolvió el crimen y se acusó al culpable, y se molestó cuando algún periodista le preguntó porque no habían mostrado igual celeridad en otros casos.

Estos hechos de nuestra cotidianeidad demuestran que en Colombia la decencia se perdió hace rato, al extremo que los delincuentes pueden participar en la elección de un fiscal, por sugerencia o gestión del presidente de uno de los gremios más importantes, pero aquí nos parece más importante un estilista que fue asesinado por su hermano que pretendía recibir una herencia.

Nos han asegurado que en el 2022 tenemos el riesgo de caer en manos del comunismo, cuando el entorno diario nos muestra que el verdadero peligro para Colombia es que sigamos gobernados por delincuentes que se disfrazan de ciudadanos respetables y tienen el descaro de vociferar contra todo aquel que los controvierta recordándoles su oscuro pasado.

Es la decencia lo que nos jugamos en las próximas elecciones, si queremos retornar a ella y considerarla un importante requisito para los gobernantes y funcionarios del estado, o si, por el contrario, preferimos continuar en manos de los asesinos y criminales que llevan años rigiendo nuestros destinos.

garcia.francisco@javeriana.edu.co