La Nación
COLUMNISTAS

Nueva ciudadanía, nuevo humanismo. Por Carlos Eduardo Amézquita

El concepto de ciudadanía en sociedades multiculturales como la nuestra se prepara para adoptar cambios profundos. El tema no debe pasar inadvertido para alcaldes, gobernadores y miembros de corporaciones legislativas de todo el país. Todo indica que la construcción de Nueva Ciudadanía (con mayúscula) constituye el principal reto de las localidades en este tercer milenio luego de haber soportado algunas décadas de “desencanto” post moderno. La Nueva Municipalidad (“glocalización” para algunos) propone intensos procesos culturales y nuevos retos socioeconómicos para lo cual se requiere especial actitud (con “c”) y renovada aptitud (con “p”) por parte de gobernantes como de ciudadanos y no – ciudadanos. En esta dirección se deberán impulsar planes y programas de formación y capacitación que induzcan en los habitantes verdadera conciencia crítica – sin corrupción – con alta dosis de creatividad e innovación. Se trata entonces de fortalecer acciones locales, del Estado y la Sociedad civil,  con propósitos planetarios, interculturales, ambientalistas, tecnológicos y cibernéticos (TIC´s), o lo que es igual, aprender a convivir con la globalidad (alta movilidad cultural, informática procesos migratorios, desplazamientos, etc.) sin sacrificar la identidad cultural, genética y diversa. En este vasto y emocionante campo se requiere de innovativos programas educativos – culturales  – potenciando la ética ambiental y ciudadana, el “respeto por el otro” y la “convivencia con el otro” (para dialogar con lo diferente). Por supuesto, la ciudad es el mejor escenario para el ejercicio de la ciudadanía, por tanto educarnos en convivencia y tolerancia, de “lo humano” con “lo no – humano”, hace inaplazable su realización. Otrosí: La base ética de la convivencia se encuentra en la ya famosa y estruendosa regla de oro: “No hagas  a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.