La Nación
Obras inconclusas 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Obras inconclusas

Por: Froilán Casas Ortiz

¡Qué tristeza! Si hay desgreño en el manejo del erario, es en la pésima ejecución de muchas obras públicas. ¡Qué dolor! Dinero de los colombianos que pagamos impuestos y trabajamos de sol a sol. Este país tan rico y a la vez tan pobre es consecuencia de la mala administración que ha tenido, ya por centurias. Nadie le pone el cascabel al gato, cada gobierno se propone cambios y trasformaciones y, termina el cuatrienio, los resultados son regulares o peores que los del gobierno que lo precedió.  Una de las causas de la ineficiencia del Estado son las obras inconclusas. Leía en uno de los diarios que la Contraloría General de la República, había encontrado 6,6 billones en juego al constatar 1.028 proyectos inconclusos. ¡Cómo se pierde el dinero de los colombianos! Y si vamos a los índices de corrupción, encontramos datos de la ONG Trasparencia Internacional, Colombia sigue en la escala de los países más corruptos.

Por ahí leía en una de las columnas de Juan Gossaín que en el año 2019 Colombia había perdido 23 billones por razones de la pandemia de la corrupción. ¡Qué horror! Seguimos campantes. Llegan líderes políticos que ofrecen el oro y el moro, presentándose como los verdaderos mesías y sin analizar hojas de vida, votamos por esos monstruos de la retórica demagógica. Por doquier se encuentran ollas podridas. Pareciera que ya nos acostumbramos a tan fétidos olores. ¡Cuántos elefantes mostrencos hay en las obras públicas!, -parece que no tienen dueño-. Y lo más grave, no pasa nada.

El sectarismo político ha hecho, entre otras cosas, que una obra iniciada por la anterior administración y, como es de otro partido, no se termina. Por ejemplo, el feliz comienzo de la red ferroviaria quedó inconclusa, causando un enorme retraso en el desarrollo del país. Si hubiéramos ampliado y modernizado los ferrocarriles, ¡cuánto dinero nos hubiésemos ahorrado en términos de vías y conectividad con los dos océanos! Qué bien se le hubiese hecho a las exportaciones e importaciones. Europa está conectado por los cuatro puntos cardinales, manejándose el comercio y el turismo a través de los modernos trenes que trasportan miles de turistas, favoreciendo, a su vez, las trasferencias y el trasporte de pasajeros.

Por otra parte, las ferrovías son menos contaminantes que los vehículos que gastan combustible proveniente de los hidrocarburos. Una de las grandes fortalezas de Colombia es contar con una arteria fluvial que atraviesa de sur a norte el escenario de la república. Cuánto desarrollo nos daría este gran río en el trasporte de mercancías y en proyectos turísticos. ¡Ah! Todo se queda en buenas intenciones.

Hay que ver cómo los ríos Danubio y Rhin son polo de desarrollo de los países del Centro de Europa. Aquí lamentando nuestra pobreza, pisando un pozo de riqueza. ¡Qué ironía! Excúseme, la pobreza no es física, es mental. Hay que cambiar al colombiano, ¿cómo hacerlo? Que vuelva a nacer como dice el Evangelio en el diálogo de Jesús con Nicodemo.