La Nación
Ojo con la satanización… 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Ojo con la satanización…

Francisco Argüello

Estaba feliz. Era uno de sus días esperados. Le aplicarían la segunda dosis de la vacuna y quedaría inmune. O, al menos eso le habían informado. Amaneció en casa de Neyla Guaraca- su hija mayor-y antes de las 6:00 a.m. del viernes pasado estaba en pie, bañado, listo para la vacunación.

José María Guaraca, de 87 años, llegó al Hospital de Campoalegre y emprendió en chistes con otros ancianos que le habían ganado el turno y salían tras ser inmunizados. Él quería ser el primero. Sentado le aplicaron la vacuna. Se veía confiado y alcanzó a decir que estaba seguro. “Cuando es el día es el día”, afirmó. La enfermera mostró a Neyla la vacuna, la destapó en su presencia, dijo que era Sinovac, la china, la que le han aplicado sin complicación de la mayoría de adultos mayores.

José María, sentado en la silla, empezó a retorcerse, a inclinar su cuerpo hacia atrás, a faltarle la respiración. Fue en segundos. Los médicos actuaron, pero no hubo nada qué hacer. Guaraca falleció de forma fulminante.
No tenía antecedentes médicos. No tomaba pastillas. Escasamente perdía esporádicamente la memoria, pero en los últimos meses había estado lúcido.
Lo que se diga hasta hoy es especulación. El cuerpo del hombre permanece en Medicina Legal, quien determinará la causa real de la muerte y permitirá tomar medidas, en caso de que se requieran.
Neyla, la hija, es madura y consciente de la realidad. Asegura que el Hospital, actuó con todos los protocolos. No obstante, tiene claro que lo ocurrido espantará a más de un beneficiario que tenga planeada una vacuna.

Uno de sus tíos, de la edad de Guaraca, tiene pendiente la inmunización y lo está pensando. Sin embargo, la familia le recomienda que acuda a la cita y dé ejemplo porque la vacuna funciona y salva vidas. Del caso de su padre, ya investigará Medicina Legal.
Las autoridades deben esclarecer con urgencia las causas de la muerte de Guacara porque alejará a más de un beneficiario. Es imposible que una vacuna actúe igual en el cuerpo de millones de ciudadanos. Y hasta la fecha no existía- al menos en Huila- una situación similar, lo que debe llevar a los médicos y autoridades a redoblar la pedagogía porque en las familias de conocidos- por ejemplo- hay mayores que se resisten a inmunizarse por temor a morir, cuando no será así.
La pedagogía debe ganarle a las redes sociales, a la falsa información. O nos quedaremos con gran cantidad de vacunas, como está ocurriendo con la AstraZeneca, satanizada por ciertos efectos adversos en el exterior que ya repercuten en la mente de los colombianos.
Pero lean esto: Al Hernando Moncaleano les asignaron 630 dosis de AstraZeneca y ya vacunaron a 470 empleados de segunda y tercera línea; A Mediláser le asignaron 860 biológicos y 529 fueron aplicados hasta el viernes pasado; en la Uros, entregaron 270 y han suministrado 190. Hasta el momento, todos gozan de buena salud. Por tanto, no hay qué temer.