El técnico del Atlético Nacional actual campeón del fútbol colombiano, Juan Carlos Osorio llegó a Nacional a finales del primer torneo en 2012, en aquel entonces a Santiago Escobar no le perdonaron la campaña, a pesar de haber salido campeón en diciembre de 2011. ‘Sachi’ tuvo que abandonar el barco a mitad de camino. Fue entonces cuando Osorio esperó a que terminara de naufragar ese Nacional y empezó a confeccionar su nuevo equipo, que empezó a mostrar en el segundo semestre.
Osorio había cambiado el estilo de juego del verde. Osorio había despedido el famoso toque-toque por un juego europeo, nada extraño en él, que desde que llegó a Colombia, lo implementó.
Aquél título fue un paliativo, a pesar de no haber llegado a la final de la Liga. Para el 2013, Osorio y su equipo salieron a dar todo de sí por el título que finalmente llegó, pero aun así, no logró conquistar a la hinchada. Osorio logró su segundo tercer título en el país, el segundo de liga.
Durante el torneo fue más que trajinada la famosa rotación que llevó a jugadores del corazón de la tribuna, como Jefferson Duque, a estar en algunos partidos y en otros, ni siquiera en el banco. Y por ese mismo sorteo pasaron Juan Pablo Ángel, Stefan Medina, Fernando Uribe, Sherman Cárdenas, Luis Martínez, Franco Armani… Prácticamente todo el plantel.
Esas decisiones fueron el ingrediente amargo en el trago que cada semana los hinchas tenían que probar al ver a Nacional jugar con un estilo que no compartían y con jugadores por fuera de la cancha, a pesar de su nivel.
Hoy, Osorio puede justificar con justa causa todo lo que hizo. Llegó al título. Necesitó un año, dos campeonatos y defender a capa y espada su estilo, aunque también debe reconocer que por pasajes cedió y jugó con línea de cuatro y acabó con su idea de juego en largo y explosión por los costados.
No inventó más. Jugó con su estilo, siguió rotando y así derrotó a Santa Fe. No hubo toque, no hubo lujos, pero sí logros, nada más que la estrella doce, la que permite que millones de hinchas en el país celebren, así no esté en sus corazones.