La partida del sacerdote Manuel Antonio Parra, conocido cariñosamente como “Toño”, deja un vacío en la comunidad neivana. Fieles católicos lo recuerdan por su apoyo espiritual, liderazgo e iniciativas comunitarias. Hoy serán sus honras fúnebres.
La comunidad de Neiva está de luto al recibir la noticia del fallecimiento del presbítero Manuel Antonio Parra Segura, cuya vida estuvo marcada por la entrega y el amor hacia los demás. Su partida, a los 94 años de edad, deja un vacío imposible de llenar en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y compartir con él su labor pastoral.
Nacido el 4 de julio de 1930 en el municipio de El Agrado, Huila, el padre Antonio fue ordenado sacerdote el 8 de febrero de 1953. Desde sus inicios, se convirtió rápidamente en un pilar fundamental de la comunidad, especialmente en la Parroquia San José de Neiva, donde ejerció su ministerio durante 38 años. Su legado perdura en la memoria colectiva de quienes lo conocieron, y su impacto se extiende más allá de las paredes de la iglesia.
Dedicación
El padre Milcíades Vargas Mota, un cercano amigo y colega, recuerda con cariño su relación con el padre ‘Toño’. “Yo fui muy cercano al padre Toño desde que llegó a la Diócesis de Neiva”, señala el padre Milcíades. “Era un excelente predicador, conocido por su oratoria y su trabajo en la evangelización”. Durante años, el padre Antonio se dedicó a atender a su comunidad con una dedicación inquebrantable, siempre dispuesto a escuchar y apoyar a quienes acudían a él en busca de consejo y consuelo. En 1954, fue profesor en el Seminario de Elías a finales de ese mismo año es nombrado Párroco en el municipio de Santa María.
conexión que estableció con la comunidad fue profunda y sincera. “El mayor interés del párroco era ser un buen sacerdote en las comunidades donde servía”, recuerda el padre Milcíades. Su compromiso con la evangelización lo llevó a visitar diversas parroquias y a colaborar en actividades que fomentaban la fe y la unidad entre los creyentes. “Era muy feliz compartiendo con sus hermanos sacerdotes”, menciona, destacando su sencillez y su capacidad para conectar con los demás.
Escucha y espiritualidad
El sacerdote Miller Serrano, actual párroco de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Neiva, también recuerda la calidez y apertura del padre Antonio. “Era una persona muy abierta de corazón, tanto en su vida personal como en su ministerio”, afirma. Su capacidad para escuchar y su disposición a ayudar a quienes lo rodeaban fueron características que marcaron su vida. “Al llegar, él me abrió las puertas y me nombró parte de los delegados de las obras misionales con niños”, recuerda el padre Miller, quien tuvo la oportunidad de trabajar junto al padre Antonio en diversas iniciativas.
La vida del padre ‘Toño’ estuvo llena de momentos significativos, en los que su compromiso con Dios y su comunidad se hicieron evidentes. “Era un hombre de buen trato, que sabía conversar y también era un buen escritor”, señala el padre Miller. Su dedicación a la oración y su preparación de las eucaristías y homilías demostraban su amor por la liturgia y su deseo de transmitir la fe a los demás.
Uno de los aspectos más destacados de su ministerio fue su capacidad para crear grupos de catecumenado, fomentando la formación espiritual de los feligreses. “Era alguien que sabía escuchar”, afirma el padre Miller, resaltando su habilidad para conectar con las personas y guiarlas en su camino espiritual. “Su amor por la parroquia siempre se manifestó de manera evidente”, añade, subrayando la huella que dejó en cada rincón de su comunidad.
Muchos neivanos aún recuerdan al padre ‘Toño’ por los mensajes que transmitía cuando participaba en el programa radial Usted y Nosotros de la emisora HJ doble K. “Fueron muchas las experiencias con el padre Antonio, una experiencia excelente, un buen conversador. A mí me dejó como legado el padre, es que todos debemos tener tiempo para nosotros”, así mencionó Norberto Castaño, quien en ese entonces dirigía este espacio radial.
Grandes aptitudes
La fortaleza moral y emocional del padre Antonio también fue una señal distintiva de su personalidad. “Tenía grandes aptitudes para inspirar a los demás”, dice el padre Miller, quien recuerda cómo su sabiduría y liderazgo promovían un ambiente de esperanza y renovación en la comunidad. “Era un excelente guía espiritual”, concluye el padre Miller, destacando la importancia de su legado en la vida de quienes lo conocieron. Desde enero del 2008 colabora con la Parroquia Nuestra Señora de Aránzazu.
Su camino estuvo lleno de entrega y compasión hacia los demás, y su legado perdurará en cada corazón que tocó. La tristeza por su partida se mezcla con el agradecimiento por los muchos años que dedicó a la labor pastoral y por el impacto que tuvo en la vida de innumerables personas, así lo recuerdan sus amigos, quienes hasta antes de sus fallecimiento, le visitaban y fueron testigos de la entrega total a su fe y la esperanza de que las personas “buscaran un poco más a dios”.
Honras fúnebres
La Diócesis de Neiva invita hoy a las exequias del padre Manuel Antonio Parra Segura, quien fue un “un ejemplo de entrega y servicio a la comunidad. Su legado de amor y fe perdurará en el corazón de todos aquellos que tuvimos la dicha de conocerlo”.
Lugar: Catedral de la Inmaculada Concepción de Neiva.
Hora: 3:00 p.m.
Fecha: 04 de febrero de 2025.