« Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». (Lucas 1,57-66.80) Especial LA NACION « Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». (Lucas 1,57-66.80) El Evangelio de este domingo nos cuenta del nacimiento de San Juan Bautista. Circunstancias y signos extraordinarios acompañan el nacimiento de este niño. Evidentemente estamos ante una excepcional vocación de Dios: Dios lo ha llamado a ser su instrumento escogido. Dios lo ha preparado y llamado, desde el seno materno, a ser el Precursor de su Hijo Jesucristo. En todos los llamados de Dios nos damos cuenta de otro factor: la Respuesta del llamado; una vocación divina sólo puede cumplirse, si el instrumento humano acepta plenamente el llamado. En San Juan Bautista encontramos varias virtudes que son siempre de actualidad para todo seguidor del Señor: 1. Su austeridad de vida: su espíritu de sacrificio, su renuncia a una vida normal. Acepta un camino lleno de privaciones y sacrificios. Los Evangelios recalcan que llevaba un vestido de pelo de camello y su alimento consistía en langostas y miel silvestre: no bebe ni vino ni licor. 2. Su humildad: podía pasar por Cristo o el profeta, pero él afirma que no es más que la voz que clama en el desierto, y que con relación al Mesías no es digno siquiera de desatarle las correas de sus sandalias. Sabe ponerse humildemente en segundo plano, desaparecer, para que resalte la presencia del Señor. 3. Su valentía frente a los poderosos de su tiempo: anuncia la verdad y denuncia las injusticias. A los fariseos que van a verlo los llama: “Raza de víboras, ¿acaso podrán escapar del castigo que se os viene encima?” Y al rey Herodes reprende públicamente por el escándalo de tener por esposa a la mujer de su hermano. Esta denuncia le costará más tarde incluso la vida. 4. Su inflexibilidad es también puesta de relieve por Cristo: “¿Qué salisteis a ver al desierto: una caña agitada por el viento?” Por eso, mereció el mayor elogio de Jesús: “Es un profeta, y mucho más que un profeta”. 5. Su mensaje y misión: insistencia en la conversión. Dios llama, para confiar un mensaje, una misión. La misión de San Juan Bautista es preparar los caminos del Señor. Por eso es el gran profeta del cambio y la conversión. Sacude a sus contemporáneos, les exige justicia y amor solidario y los invita a volver a Dios. La renovación interior, el cambio de mentalidad y de vida – es también un mensaje de permanente actualidad. El cristiano de hoy también debe preparar la llegada de Jesucristo: sanear el ambiente (justicia y verdad), desarraigar todo lo que impide la vida cristiana. Porque el cristianismo no consiste en buenas apariencias exteriores, sino en la coherencia de nuestra vida diaria con nuestra convicción interior. La vida de Juan el Bautista tiene que cuestionarnos: ¿Cómo vivimos nuestra vocación de cristianos? ¿Cómo vivimos nuestra vocación a la santidad? ¿Estamos dispuestos a vivir en la austeridad, en la humildad, con valentía? ¿Cómo preparamos los caminos del Señor en nuestra sociedad, nuestras familias, en nuestros lugares de trabajo? ¿Somos profetas y actores del cambio y de la conversión, empezando por nosotros mismos, con nuestra autoeducación y también en la educación de nuestras familias (en contra de muchas corrientes de nuestra sociedad actual)?. Feliz domingo. Sugerencias al e mail elciast@hotmail.com