La Nación
COLUMNISTAS

¿Para dónde vamos?. Por Miguel Ángel Tovar

Académicos de reconocido prestigio como Germán Castañeda y Winston Morales quien además de docente, un destacado escritor, nos llaman la atención sobre nuestros líderes políticos quienes algunos carecen de valores morales fundamentales propios del manejo de lo público como la honestidad, para sacar adelante la región del “atraso, pobreza, desigualdad, desempleo y corrupción”. Nos recalca el poeta como “la corrupción cabalga por las calles de la ciudad”. Y hasta el senador Plazas nos cuestiona, si “¿hemos estado, acaso, apropiadamente gobernados?”  O si “¿El rigor ético, caracteriza nuestra gestión pública?”. La semana pasada al tomar posesión de la Gobernación de Antioquia Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria de la alcaldía de Medellín, anunciaron un frente común para luchar contra la corrupción. ¿Esto mismo lo podrían hacer la gobernadora del Huila y el alcalde de Neiva, cuando inician sus mandatos con investigaciones judiciales por delitos contra la administración pública? Y ¿qué decir del gobernador y el alcalde de Neiva salientes?  Algo anda muy mal desde hace muchos años en el Huila. ¿Qué grado de credibilidad ciudadana podrán generar episodios administrativos no aclarados? ¿Acaso un “buen gobierno” no se construye a partir de una confianza democrática? Hoy el departamento está semiparalizado: Crisis vial hacia el sur del Huila, Caquetá y Putumayo y aislamiento total del occidente con obstrucción de la vía hacia el Cauca, demostrándonos imprevisión y desgreño administrativo. Y los incumplimientos de Emgesa han perjudicado a las comunidades campesinas del entorno de El Quimbo y afectado el medio ambiente. Aquí tenemos oficinas de planeación pero fallan los sistemas de planificación. El mal manejo de la regalías justifica la pérdida de las mismas. Los restaurantes escolares enriquecieron a unos pocos cercanos a los círculos del poder, suministrándoles raciones de hambre a los niños y niñas. Una sociedad como la nuestra ha hecho posible el surgimiento y perpetuación de “una clase dirigente” corrupta, que ha venido medrando en sus ingresos a contrapelo de la miseria, el conformismo, el desempleo, la informalidad y el analfabetismo político de las mayorías. La reciente historia tiene raíces màs profundas que el fugaz triunfo de un personaje con trayectoria polìtica oscura, cuyo mérito es arrastrar este pueblo vendado al desfiladero. Sociedad enferma sin rumbo por la historia, con cuatro siglos de un pasado provincial.