FRANCISCO ARGÜELLO
Si a los huilenses les preguntaran por el papel que realiza la procuraduría y la contraloría en el Huila, fijo pedirán que las dos entidades cierren sus puertas. No sirven para nada, son una vergüenza y se convirtieron en el fortín burocrático de senadores, diputados y otros sinvergüenzas. El nuevo contralor Andrés Felipe Vanegas no puede ser ajeno a una entidad costosa, que tiene déficit financiero y que no produce fallos o que me citen una decisión ejemplar. El excontralor Amaury Luis Flórez convirtió en un trofeo- lo fue- su decisión contra Henry Lizcano, el cuestionado exsecretario de Vías y hoy uno de los consentidos del alcalde Édgar Muñoz en Pitalito. Por lo demás, no tuvo mayor alcance, seguramente porque sólo duró dos años en el cargo. Pero de ahí hacia atrás, nadie recuerda un gran logro. Adriana Escobar, decepcionó. Llegó con bríos, pero se dedicó a salir pomposa en fotografías sociales. Imposible olvidar a la contralora, Luz Marina Motta. Sacó del largo a Luz Mariela Chaux, empleada del organismo fiscal y hoy la entidad tiene que pagar más de 400 millones. Chaux volvió a su puesto de trabajo y aún espera el pago de la condena. Solo le han entregado 15 millones en intereses. ¡Lamentable!
La Contraloría del Huila tiene un déficit de 1.200 millones de pesos que demuestra que ni siquiera el organismo fiscal que vigila la administración de los dineros de los municipios, tiene claro cómo manejar los propios. En diciembre pasado quedó listo el aumento de salario para el contralor. En adelante ganará más de 15 millones de pesos, la misma cifra que el gobernador, y los jefes de despacho pasaron de devengar 6 millones a más de 10. Y, ¿qué hacen? ¿Podríamos evaluar lo que vale el funcionamiento de la Contraloría comparado con los recursos que recuperan de las obras, proyectos y concesiones de los corruptos en el Huila? El resultado sería lamentable. Por cierto, ¿por qué en la Contraloría se subieron el sueldo los jefes y dejaron a un lado a los asesores?
Por otro lado, la Procuraduría Regional del Huila quedó sirviendo para nada. Con la reestructuración forzosa que le tocó hacer a la decepcionante Margarita Cabello, tras el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la entidad tiene que crear unas procuradurías de juzgamiento, es decir, las que fallen las segundas instancias en las investigaciones. ¡Oh sorpresa! En casi todas las regiones dejaron una, incluida Caquetá, pero como el Huila quedó desprotegido políticamente sin senadores, la ubicaron en el Tolima. A mí me encanta que en el vecino departamento juzgue disciplinariamente las acciones de los huilenses porque seguramente se dará transparencia, pero es una clara demostración de cómo las entidades se van acabando por sí mismas. Por cierto, vergonzoso que Diego Alexis Tello, el procurador del Huila siga calentando el puesto, ganando más de 15 millones y sin resultados.
Nota uno: Juan Carlos González, director del Sistema Estratégico de Transporte Público alista su carta de renuncia para dedicarse a su campaña a la Gobernación del Huila. Lo hace siguiendo la tesis que arrojó los resultados del 13 de marzo y que apunta a que los opitas buscan rostros nuevos, jóvenes y con atractivas propuestas. Me dicen que algunos empresarios de la región lo están respaldando.