Altamente preocupante es el reiterado anuncio de distintos sectores campesinos, aglutinados en el gremio cafetero, de mantener el llamado a un paro general en por lo menos 14 departamentos del país, con epicentro en el Huila a partir del próximo 25 de febrero. Altamente preocupante es el reiterado anuncio de distintos sectores campesinos, aglutinados en el gremio cafetero, de mantener el llamado a un paro general en por lo menos 14 departamentos del país, con epicentro en el Huila a partir del próximo 25 de febrero. Y justamente por ello se han unido el gobernador encargado Julio César Triana y los senadores y representantes a la Cámara para solicitarle audiencia especial al presidente de la República, Juan Manuel Santos con el fin de analizar a fondo la problemática del sector y buscarle salidas adecuadas, un paso en la vía correcta tanto para los cafeteros como para el Gobierno Nacional y el orden público regional. No tenemos duda ninguna de la justicia de las reclamaciones de nuestros campesinos, inmersos como están en una de las más graves crisis de las recientes décadas tanto por los bajos precios internos del grano como por la incontenible revaluación del peso frente al dólar que agrava la disminución de sus ingresos, como ha pasado también en otros renglones agropecuarios como el banano, flores y frutas y en general con todas las exportaciones de nuestros productos nacionales. Los cafeteros tienen todo el mérito de haber contribuido, en gran medida, al crecimiento del país desde hace por lo menos cien años, aportando recursos económicos, enorme fuerza de trabajo, solidez gremial, empleo masivo, y un nombre y una imagen colombiana ante el mundo del más alto nivel. Todo lo anterior lo damos por descontado, y por lo mismo bien vale reflexionar a fondo, y ojalá así lo hagan tanto los líderes de la protesta como el propio Presidente de la República, acerca de las imprevisibles consecuencias que puede tener una parálisis de labores cafeteras, movilización de gran número de personas por las vías nacionales y la alta tensión que suelen caracterizar este tipo de fenómenos de masa. Como dirían las abuelas, el remedio buscado puede resultar peor que la enfermedad. Es claro que la actitud de nuestros campesinos es pacífica, no tienen la pretensión de generar traumatismos complicados ni mucho menos violentos, pero el enorme flujo de personas circulando y creando cuellos de botella se convierte en una latente bomba cuya explosión nadie puede controlar. Aún hay tiempo de buscar salidas a la crisis cafetera; aún faltan días para que el Gobierno Nacional atienda esos clamores, se discutan con seriedad y serias razones las probables soluciones; queda espacio para intentar medidas distintas a las de un paro y la actitud mostrada ayer por el Gobernador y nuestros congresistas es la correcta para tratar de conciliar esas tensiones. Los líderes cafeteros, ojalá todos bien intencionados y sin interferencias de intereses políticos o personales, tienen la enorme responsabilidad de los resultados de esta protesta, y por ello es menester que, actuando con esa responsabilidad que se ha puesto sobre sus hombros, le den espacio a la civilizada discusión y a la apertura mental para escuchar con atención lo que propongan las autoridades del gremio y el mismo Gobierno. Estamos a tiempo de dialogar sin vías de hecho de por medio. “Aún hay tiempo de buscar salidas a la crisis cafetera; aún faltan días para que el Gobierno Nacional atienda esos clamores, se discutan con seriedad y serias razones las probables soluciones”. EDITORIALITO La primera visita de la ministra de Educación María Fernanda Campo llega al Huila deber ser una gran oportunidad para que conozca de cerca los avances en calidad y cobertura, pero también los problemas del sector. Sin duda, que esta inspección será provechosa para la educación.