El dedo en la llaga Cada vez me impresionan nuestros medios de comunicación, la semana pasada me sentía viviendo en una comarca de cualquier parte del mundo, pequeña y semiaislada en donde las noticias más relevantes hacían alusión a chismes o rumores sobre dos circunstancias. La primera la llegada de Paul Mccartney al país para su concierto y el escándalo de los escoltas del presidente Barack Hussein Obama. Durante una semana los sistemas informativos de radio, especialmente Caracol, así como los medios escritos y los noticieros nacionales nos bombardearon acerca de la visita del exbeatle. Conocemos sus gustos, sus disgustos, lo que pidió, lo que no pidió, lo que bebió, lo que no, en fin me acordaba cuando llegaba el circo al pueblo, se conocía la mujer barbuda, el hombre bala, se veía al León, etc., la misma sensación la tuve con el “concierto del siglo”, como si nunca en la vida hubiésemos tenido un circo de pueblo en nuestro país. La verdad es un cantante de todos los quilates, pero eso no significa que la agenda informativa deba girar alrededor de ese solo concierto. Aquí nos enorgullecemos de que haya venido a cantar y siempre sale la frase retorica, de que Colombia es un país pujante y hay recursos para hacer esta clase de conciertos. El día que Sir Paul Mccartney visite tres ciudades y uno de sus conciertos sea gratis en la plaza principal de la capital de la República habremos salido de ese parroquialismo. En México lo hará de esa forma y tocará pagado por Coca Cola, el que quiera ir a la plaza del Zócalo lo podrá ver gratis. El otro tema ha sido el escándalo de las prostitutas en Cartagena, que si fueron una o varias, que si hicieron tríos, que si eran menores de edad, que si se pactó la transacción comercial sexual en 800 dólares porque solo recibió 100 dólares, algunos ya dicen que eso hace parte del TLC, en fin los medios han explotado de manera eficiente el morbo de esta situación. El Estado colombiano debió cortar por lo sano argumentando que era un problema interno de los Estados Unidos y que eso mostraba las debilidades y falta de profesionalismo de sus servidores públicos, pero como no lo hizo a tiempo, ahora el periódico Washington Post dijo que Cartagena es la meca de las prostitutas y que prácticamente los agentes se encontraban en Sodoma y Gomorra, rodeados de tentaciones. Con todas esas noticias me siento viviendo en un caserío donde la noticia más importante es que se le perdió una vaca al vecino.