La Nación
“Perdí mis manos y pies pero sigo adelante” 1 28 marzo, 2024
INVESTIGACIÓN

“Perdí mis manos y pies pero sigo adelante”

AMAURY MACHADO RUEDA/LN

El palermuno Miller Silva Quiroga, nunca pensó perder en un instante las manos y pies con los que contó durante 45 años de su vida. Sucedió al recibir una fuerte descarga eléctrica, el pasado 8 de diciembre de 2017 mientras Miller, quien para entonces se desempeñaba como Técnico en Refrigeración, realizaba de manera independiente la instalación de un cuarto frío en el tercer piso de un establecimiento comercial ubicado en la carrera 21 con calle 7 de la capital huilense.

El trabajador narró a Diario LA NACIÓN la manera como sufrió el accidente que le arrebató parte de su cuerpo, pero no la actitud frente a la vida y las adversidades.

“Estaba subiendo un tubo de 6 metros por la ventana y en el momento vi que había unas cuerdas aproximadamente a dos metros, me quedé viéndolas cuando siento un corrientazo, yo no toqué ninguna cuerda, lo que pasó es que se formó un arco de radiación debido a la cercanía del tubo de cobre que es un conductor eléctrico principal”, explica Miller.

Lo que dice haberle sucedido segundos después, lo cataloga como una bendición de Dios que le dio la oportunidad de nacer de nuevo.

“Sufrí la descarga, quedé tirado en el tercer piso, y en frente de mí vi mi espíritu, me vi a mí mismo como verme en un espejo pero de pie viéndome quemar, veía como me salía humo por las manos y los pies. Yo diría que fui y volví a esta vida. Dijo Dios mío ayúdame, e inmediatamente entró el espíritu al cuerpo mío otra vez. Yo seguí hablando con un muchacho que estaba como a un metro de mí. El muchacho lloraba, gritaba, no sabía qué hacer. Yo le dije llame a la Policía, la ambulancia, y hermano deme agua que tengo sed, siento que me estoy quemando por dentro”.

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Momentos en que el trabajador es auxiliado por paramédicos y compañeros tras sufrir el corrientazo el pasado 8 de diciembre.

La tragedia

Una ambulancia trasladó a Miller hacia la Clínica Uros. Recuerda que las botas que tenía puestas le quedaron pegadas a los pies. “En la clínica olía a caucho quemado, corté las botas con un bisturí para podérmelas soltar”, menciona el huilense.

Luego de que allí le dijeran debían trasladarlo a un centro médico asistencial de mayor complejidad, él mismo se contactó con algunos amigos en Bogotá y le gestionaron un cupo en el pabellón de quemados del Hospital Simón Bolívar para donde fue remitido de manera inmediata. “Allá me examinaron y los médicos eran sorprendidos porque tenía el corazón y los demás órganos intactos, pese a que la descarga entró por las manos y salió por los pies, decían que era algo imposible que no hubiera dañado nada más”, comenta Silva Quiroga.

Las posibilidades de continuar con vida eran altas. Sin embargo no todo resultó favorable para este trabajador.

“Los médicos me abrieron las manos y advirtieron que no había nada que hacer, por dentro la carne estaba quemada. Lo mismo pasó con el pie izquierdo, donde por el estallido del corrientazo me quedó una hendidura de pulgada y media”, narra Miller.

Había que actuar rápido para evitar infecciones y poner en riesgo la vida del paciente. Los médicos entonces le informaron que debían cortarle las dos manos y parte de los antebrazos, y el pie izquierdo hasta la mitad de la pierna. Diez días después, el pie derecho de Miller no reaccionaba, nuevos exámenes revelaron las graves quemaduras internas y hubo que cortarlo también a la misma altura.

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En ocasiones Miller se coloca rodilleras y da “pasitos”. Sabe que no debe hacerlo muy seguido para no deformar los moñones de las piernas.

“Volví a nacer”

Miller Silva Quiroga estuvo en el hospital en Bogotá hasta el 22 de febrero de 2018, y volvió a su casa en el barrio Emayá, en el sur de Neiva, donde reside hace más de 20 años, con su espíritu fortalecido y mucho más enamorado de la vida.

Contrario a lo que normalmente pasaría con cualquier persona que pierde parte de sus cuatro extremidades, es tan impresionante su fuerza de voluntad para tomar este nuevo reto que le presenta la vida, que incluso ha ayudado a otras personas en similares condiciones a superar las crisis que les deja accidentes como el suyo.

“En el hospital donde estuve internado motivé a varias personas, una de ellas era un joven que quería lanzarse por la ventana de aburrido porque perdió un brazo, se alentó y a los 20 días salió con una actitud diferente y muy agradecido conmigo”, comenta Miller.

En Neiva, el huilense tuvo también la oportunidad de ofrecer en una pequeña empresa una charla sobre el uso correcto de implementos de protección y seguridad, así como de superación personal, y eso lo motivó mucho a querer seguir haciéndolo, como una entrada económica ya que ahora no puede hacer las mismas labores que hacía antes del accidente para ganarse la vida.

Miller se ha sostenido todos estos meses de la colaboración de amigos y familiares que lo ayudan con algo de dinero y mercados. Tuvo que salir de los ahorros que tenía guardados de años para los gastos de su recuperación. Tiene esposa y 4 hijas, dos de ellas y una pequeña nieta dependen de él.

“Sé que tengo que trabajar para darle de comer a mi familia. Para ello necesito las prótesis de mis pies para levantarme”, dice Silva.

El palermuno asegura que gestionó las prótesis de las manos por Medimás pero es incierto el tiempo que le tocará esperar para que su EPS se las entregue. Desea valerse por sí mismo, aunque admite que todavía le duelen los moñones de las piernas para pararse, decidió ponerse unas rodilleras con las que de vez en cuando da “pasitos” y se libera por unos instantes de la silla de ruedas que usa, la cual no es apta para él y ya se encuentra deteriorada.

“Estoy con abogado peleando con Seguros Bolívar porque yo estaba pegando seguridad y esta es la fecha que ellos no quieren responder porque dicen que la mía fue una mala afiliación”, manifiesta el protagonista de esta historia.

“Perdí mis manos y pies pero sigo adelante” 9 28 marzo, 2024
El palermuno se las ingenia para poder realizar acciones básicas como comer.

La campaña

Miller quiere salir adelante con su situación, y a la vez ser ejemplo de superación, ayudar a los demás. “Dios dijo ayúdate que yo te ayudaré. Y hay que ponerle empeño. Dios hace cosas maravillosas. Hay hombres que tienen sus manos, sus pies, y llegan a la casa y pueden acariciarle la cara a su esposa, yo no puedo, no tengo la fortuna que ellos tienen de algo tan sencillo como eso, por eso yo les digo cuiden su cuerpo, su vida, y no se dejen llevar por los problemas terrenales”, reflexiona Silva.

La historia de Miller ha tocado el corazón a personas que quieren aportar su granito de arena por su bienestar. Agradece a la empresa en donde sufrió el accidente, que le ha colaborado dejándole un carro para que él pueda movilizarse a las diferentes citas médicas.

Sin embargo necesita de más personas que le tiendan la mano. La emisora de radio Tropicana conoció la situación de Miller y emprendió una campaña solidaria para reunir el dinero necesario que le permita comprar las prótesis de Miller. Cada una cuesta $7’500.000, teniendo en cuenta además que debe trasladarse a Bogotá para el tratamiento y pagar la estadía de por lo menos 15 días de él y un acompañante.

Quienes deseen aportar a esta noble causa de que Miller pueda obtener sus prótesis, pueden hacerlo comunicándose directamente con él, al número de celular 3204323212 o en la Emisora Tropicana

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Miller asegura que después del accidente, le tomó más aprecio a la vida que le dio una segunda oportunidad.