Para tener una aproximación al pensamiento de Petro en lo político y socioeconómico es importante mencionar algunos aspectos generales como su origen, el legado neoliberal y principios generales del socialismo y la izquierda. Recordemos que Petro militó en el M-19 movimiento originado por el desconocimiento del triunfo en las elecciones a Gustavo Rojas Pinilla en 1970, este expresidente de origen conservador lideró la ANAPO, Alianza Nacional Popular, movimiento caracterizado por caudillismo, populismo y asistencialismo.
De otra parte, debemos tener en cuenta la vivencia petrista en cuanto a expectativas de la Constitución aprobada en 1991 catalogada como de inspiración socialdemócrata y hasta de izquierda democrática, pero que fue reglamentada por congresos neoliberales. Su legado, un país con graves problemas sociales y económicos bien conocidos que tienden a empeorar.
Aprovechando el desconocimiento de las mayorías en cuanto a teorías y políticas, la clase dominante (oligarquías, gran prensa, clero…) tendenciosamente ha generalizado la idea de que Petro es izquierdista e incluso socialista; la realidad es que por el solo hecho de que nunca ha planteado la eliminación de los medios de producción privados para entregarlos a trabajadores, se descarta que Petro sea socialista o su similar izquierda radical.
Además, tenemos sistemas intermedios a saber: izquierda democrática, socialdemocracia, keynesianismo, intervencionismo y etc., que plantean igualdad de derechos y equidad económica, pleno empleo con un modelo de economía mixta, reservándose el Estado los servicios y empresas básicas (salud, educación, servicios domiciliarios…). Petro acoge algunos principios de la izquierda democrática como en el caso de la salud, pero dista mucho de propugnar por los principios básicos mencionados.
El Gobierno Petro no puede catalogarse de izquierda democrática o socialdemócrata y menos socialista cuando crea un Ministerio de la Igualdad y no tiene propuestas para reducir las grandes desigualdades en especial por tramos de ingresos; un caso para destacar ha sido el de los altos salarios de los directivos de las EPS que para nada se cuestionan. Otra falencia es reproducir prácticas fracasadas como asistencialismo y desarrollismo; sobre esto último es lamentable que Petro no entienda que el principal problema social es el alarmante nivel de desempleo real y rebusque que no se detendrá con políticas o estímulos al sector privado, pues la fuerza de la tecnología ahorradora de mano de obra continuará y más temprano que tarde el Estado deberá suplir a los privados en muchas actividades.