La Nación
Juan David Huertas Ramos
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Petro salió del closet!

Juan David Huertas Ramos

 

Finalmente, Gustavo Petro destrozó el closet embebido de orgullo. Ya muchos habíamos advertido entre las líneas de su discurso, en su psicología arrogante y su pasado guerrillero, un dictadorzuelo comunista auto reprimido por fines electoreros.

Es preciso indicar que el verdadero Petro ya se había estado asomando tímidamente, pero, cual opositor, su espíritu libre y florido había sido reprimido violentamente y devuelto a la oscuridad del closet.

En honor a la verdad, las sospechas en torno a Gustavo Petro son justificadas por su pasado subversivo, su pensamiento incendiario, su silencio cómplice con las FARC, ELN y otros violentos y su admiración a Chávez y Castro (casi que al estilo de Rojo y Negro –Stendhal-), entre otros.

En lo que lleva de campaña electoral de 2022, Petro ha manifestado su empeño por “cambiar los destinos del país”. En virtud de lo cual, ha propuesto algunas ideas que comentaremos a continuación.

En enero de 2021 y teniendo como contexto la crisis causada por el Covid-19, a Petro se le ocurrió la estúpida e irresponsable idea de emitir moneda con el fin de “solucionar” los problemas económicos de los colombianos. Obviamente, esta propuesta es totalmente fiel a la platónica admiración que le ha proferido a Hugo Chávez y su fracasado modelo.

Durante el Paro Nacional, Petro convocó al boicot de la actividad productiva en Colombia a la luz de su extraño concepto de progreso.

En su afán por ganar más creyentes en el culto petrista, en septiembre de 2021, el candidato presidencial de la Colombia Humana propuso, con muy poco sentido lógico y económico, la distribución forzosa de las utilidades de las empresas entre los propietarios y los trabajadores de estas [¿En virtud de qué tipo de inversión puede un trabajador reclamar la distribución de utilidades de la empresa en la cual labora? Acaso cuando las empresas obtienen pérdidas, ¿estas se asumen entre empresarios y trabajadores?].

Por si fuera poco, el 14 de octubre, en medio de una sesión de la comisión primera del Senado, amenazó con “comprar tierras improductivas” en caso de ser presidente, refiriéndose específicamente a la propiedad del expresidente Álvaro Uribe. Solo un cínico, un idiota o un fanático podría no advertir en esta propuesta el altísimo riesgo democrático, pues lo que propone Petro es, nada más y nada menos que, usar la expropiación como instrumento de persecución política contra sus opositores [¡Chávez y Fidel Castro estarían orgullosos del aprendiz, por supuesto!].

En efecto, Petro no pudo seguir manteniendo reprimida su verdadera esencia. Entre mentiras y medias verdades, ha venido diciéndole al país quién es él y cuál es su verdadero proyecto económico y político.

Por supuesto, Petro tiene derecho a salir del closet y confesar sus verdaderas preferencias. Sin embargo, los asuntos públicos no pueden estar sujetos a la megalomanía de este y la fe obsecuente de sus feligreses que poco o nada cuestionan la conveniencia de implementar el modelo de país que profesa el otrora cabecilla del M-19.