Yamid Sanabria
La política no está hecha por ángeles, manifestó Gustavo Petro en un debate el 25 de enero del 2022. Como una especie de confesión, el líder del Pacto reconoce que tiene un techo electoral y depende de las negociaciones políticas para ser presidente, esas que tanto han repudiado muchos de sus seguidores frente a los liberales, verdes, centro y todo lo tradicional; desconociendo un poco su pasado.
Debe insistir en la alianza con el ex presidente César Gaviria (el mismo que se entregó a Duque hace cuatro años), para buscar estructuras de un liberalismo que hoy cuenta con 47 congresistas, maquinarias en las regiones y votos de opinión de las “banderas rojas”; aunque no todas progresistas.
No ganando en primera vuelta; y enfrentándose a Fico (el nefasto continuismo), deberá buscar al centro, con un Fajardo que probablemente actuaria como en las pasadas elecciones; un Galán que apoyará a quien apoye la alcaldía de Bogotá de su hermano; un Amaya que buscará ser ministro, sin perder la bendición de Claudia y el Verde, un Alejandro Gaviria que difiere de algunos planteamientos económicos, pero es tal vez el más cercano y un robledo con una profunda enemistad con Petro.
Yo creo que Gustavo cuando hablaba de Ángeles se acordó de cuando se alió con el amnistiado narcotraficante “Angel Guillo” para elegir en la comisión nacional de televisión a Fernando Álvarez; o cuando respaldó la “Ley de garantías” para financiar su partido, pero a su vez legitimaba la reelección de Uribe; y en especial cuando votó para elegir procurador a Alejandro Ordóñez (el mismo que lo quiso destituir), para que le nombraran a Diego Bravo como procurador delegado ante el Consejo de Estado, tal como lo reveló el periodista Daniel Coronel en 2013; una serie de negociaciones políticas donde no importaron color y origen.
Así que Roy Barreras y Armando Benedetti solo fueron la entrada, porque ahora deberán pasar una serie de platos fuertes tradicionales sin filtros. Es importante dejar un grado de cuestionamiento a todo político, porque cegar la mirada es lo que a construido al uribismo.