Marcos Silva Martínez
No hay voluntad política ni responsabilidad social, de los gobernantes, para ejercer responsablemente el poder y la función pública. Los repetidos hechos e desgobierno, estancamiento económico, inseguridad, criminalidad e impunidad lo demuestran.
La corrupción, el caos, institucional, la inmoralidad, la mediocridad, se catapultaron, en los últimos diez y seis años de Uribe y Santos. Y como se perciben los sesgos y decisiones del actual gobierno, nada positivo logrará, para los colombianos en general. Son otros cuatro años más de desgobierno y explotación del poder público para beneficio exclusivo del círculo más cercano del poder.
El desgobierno y descomposición ética del poder, se extendió a lo municipal, departamental y entes descentralizados. La corrupción y la impunidad se tornaron incontenibles y en grave amenaza socioeconómica y moral para toda la nación, con los estímulos de la laxa y cómplice institucionalidad.
Los órganos de poder y control, el gobierno, los políticos y burócratas de carrera, conocen las causas del desgobierno y la anarquía en el ejercicio del poder. Congreso, Rama Judicial, Contraloría, Procuraduría y Ejecutivo, pueden lograr solución, con voluntad política y responsabilidad social. Solución sí hay. No la quieren encontrar, institucionalizar, implementar y mucho menos aplicar. Quieren seguir protegiendo interese mezquinos. Ahí se originan las causas del rezago en desarrollo nacional, de la inmoralidad del poder y sus implicaciones sociales.
Por ejemplo: Saben que la contratación pública, es el filón más apetecido de los corruptos, funcionarios y particulares. Saben que hay funcionarios y contratistas corruptos y corruptores, pero prefieren ignorar el hecho, por conveniencia. Y nada concreto hacen para corregir el flagelo.
Ocurre así, por que los órganos de poder y control son fortines de la politiquería y el clientelismo, manejados al antojo del populismo corrupto en el poder. Fiscalía General, Procuraduría, Defensor del Pueblo, Registraduría Nacional, etc. Por eso no hay solución.
Sin profundas, radicales e integrales reformas institucionales y de toda la normatividad legal vigente, incluidas drásticas normas legales y procedimentales, para contener, erradicar y condenar a los corruptos y delincuentes, la corrupción, la impunidad, la inmoralidad y la concupiscencia del poder, no se pueden superar. El pueblo colombiano, especialmente los más de 70% de pobres y excluidos del poder, no deben esperar mejor futuro y la anarquía institucional, la inseguridad ciudadana, la miseria y la pobreza se profundizarán, hasta niveles insoportables, si los electores continúan votando por los mismos.
Para lograr los cambios institucionales necesarios, para reconstruir el marco legal necesario para garantizar desarrollo nacional con equidad socioeconómica y capacidad competitiva, se requiere estructurar el marco legal integralmente, para poder garantizar responsable ejercicio del poder público y cumplida, oportuna justicia, contra todo delincuente.
Por ejemplo: Encuestas e investigaciones señalan que empresarios-contratistas, precisan que para acceder a contratación pública tenían y tienen que pagar coima. Resultados: en 2008 el 54%, el 56% en 2.010, el 62% en 2014 y el 94% en 2015. Y no pasa nada. Máximo crean otro sofisma de distracción y engaño, como Secop, Fonade, etc.
Órganos de control concluyen que por corrupción en Colombia, se roba más de $50 billones anuales. Y no pasa nada. Dos veces la reforma tributaria de Duque 2021. Y no pasa nada.
Las concesiones viales, en todo Colombia, las contrataron sin diseños previos y sin presupuesto real, para que luego cobren como en REFICAR. Similar a lo ocurrido con las obras inconclusas, en toda la nación, el estadio de Neiva, la Planta de Aguas Residuales y otros en Neiva.
El poder, lo deben ejercer los mejores y no los más maleables, perversos, incapaces y mediocres.
Ahí esta la dificultad. Por qué Carrasquilla, Claudia Ortiz, Pacho Santos, Alejandro Ordoñez, Cabello Blanco, Barbosa, Jaimes, etc., etc. Por eso nadie debe hacerse ilusiones si continúa entregando su voto a los mismos de siempre. El engaño seguirá y se profundizará. El elector tiene oportunidad de derrotar la corrupción y la concupiscencia del poder. La solución esta en sus manos y los candidatos honestos, deben instruir al elector para que no vuelva a equivocarse.