Con estupor y perplejidad leímos hace algunas semanas, en los medios, las declaraciones del ministro de Finanzas del Japón, Taro Aso, que llamaba la atención a los pensionados de su país para que no vivieran tanto, pues con semejante atrevimiento ponían en dificultades la sostenibilidad del sistema. Lo tomamos como una salida de casillas, muy propia del pragmatismo cultural de otros lares, impensable en nuestra cultura de respeto por los derechos humanos. No pasó de jocosos comentarios. Pero nuestra sorpresa estaba a punto de un asalto mayor, cuando en las páginas dominicales de un importante diario, vimos una especie S.O.S por parte de Colpensiones, donde la entidad se declara al punto de colapso, debido a que los ciudadanos colombianos la tienen “entutelada” y que no tiene la capacidad de atender los reclamos. En una reunión del estado mayor en la materia pensional, llegaron a la convicción de que había que solicitarle a la Corte Constitucional una especie de moratoria por un año para poder desatrancarse, es decir, que se les permita que durante ese periodo no tengan que cumplir las sentencias de los jueces que le tutelan los derechos fundamentales a los pensionados. Jamás habíase visto semejante despropósito. Lo considero peor que el del ministro japonés. Y ¿qué quiere Colpensiones que hagan los pensionados en suspenso de su legítima pensión durante un año?; como sugiere que vivan, se alimenten y atiendan sus gastos de vivienda y de salud. Es decir, piden que los pensionados colombianos suspendan sus vidas por un año mientras que la entidad atiende su desgreño administrativo y soluciona la ineficiencia que ya la caracteriza para manejar los derechos pensionales de los colombianos. ¡No faltaba más!, pero lo más grave es que siquiera lo piensen; eso equivaldría a suspender los derechos constitucionales por un año mientras sus ineficientes dirigentes se desatrasan. No señores gerentes o directores del sistema pensional, si ustedes no han sido capaces de manejar el tema y ahora están peor que en el viejo Seguro Social, que funcionaba mucho mejor, lo que deben hacer es irse y que los reemplace alguien eficiente y no pensar siquiera en pedir semejante absurdo a la Corte, que por demás no puede hacerlo, ni es competente, ni su labor es hacerle caja a la burla a la acción tutela, como ustedes lo vienen haciendo. Más resuelto el ministro japonés que mejor pidió la muerte de los pensionados.