La Nación
Presidente Petro; ¡Qué la esperanza no defraude! 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Presidente Petro; ¡Qué la esperanza no defraude!

Todavía la cosecha de la historia está sembrada con los hechos políticos, por ello este 7 de agosto no solo fue un día histórico, representa el cambio de paradigma y la consolidación de una verdadera revolución que ojalá confirmarme una evolución armoniosa para la consecución de una paz total o integral.  Más allá de los temores sobre la personalidad del presidente, algunos lo tildan de arribista, revanchista, megalómano, egocéntrico, sin caer en calificaciones con juicios de valor subjetivos, cada opción fundamental, cada política, cada acción de su gobierno debe ser “sui generis”, debe atender a los retos que han planteado los colombianos mas olvidados para quienes los distintos gobiernos le han sido indiferentes. Nunca ha habido tanta expectativa, tantas esperanzas de mayor equidad en que por fin las cosas públicas se planteen para que realmente el mandato nuevo sea el gobierno de la gente, el que priorice de beneficios sobre todo a los “nadies”, a los olvidados. El cambio esperado, a pesar de las parábolas de auto cumplimiento nefasto, se muestra prometedor, las designaciones de ministros y altos cargos parece a primera vista los más coherentes con los propósitos y las promesas planteadas El compromiso ambiental sostenible, el desarrollo humano, la reivindicación de las minorías, la paz total, el reconocimiento de los derechos humanos, la seguridad alimentaria, la reforma rural integral, la inclusión social;  El nuevo gobierno de Petro se debe alistar no sólo desde su ideario, sino desde la necesidad de revolucionar el modelo de relación entre el gobierno elitista y el pueblo ignorado, eso, si, ojalá sin complejos de Adam de pensar que hasta ahora toda la historia democrática de Colombia ha sido inocua, sin revanchismos que no sean reivindicadores sociales, en  un  actuar que debe ser exigente y coherente desde el primer día, sin complejos de Electra o de Orestes que afecten negativamente a la misma madre nutricia del Estado y de la democracia que ahora nos da la posibilidad de gobernar.

Sin embargo, los colombianos debemos estar atentos, nuestra ilusión debe distar mucho de ser un noble sueño de ilusiones ingenuas, ya sabemos que cuando la opinión pública arropa a los presidentes, y los gobiernos populistas, estos se pueden considerar absolutos y ciegamente acogidos por la opinión mayoritariamente favorable, descuidando sus buenas prácticas y políticas prometidas, entonces olvidamos rondar y controlar y puede aparecer en escena proclividad egocéntrica de la naturaleza humana frente al poder.  no dejemos de advertir sobre la tendencia megalómana y la adaptación convivialista de los políticos, porque podría arreciar el fracaso y la incertidumbre.  No podemos olvidar que de buenos propósitos están empedradas los corredores y los pórticos del infierno. Si a los buenos propósitos no los acompañamos de honestidad, buena fe, trasparencia, espíritu inclusivo y pluralista, trasmisión de ética en la economía, opción preferencial por los pobres, tal como lo contempla los mismos fines del Estado, entonces todo habrá sido un acto fallido. Por último, el gobierno actual debe dejar actuar a la oposición, sin chuzarla, sin tratar de comprarla, sobre todo si la oposición no deja de ser una sana advertencia para no meter las patas o las manos en la acción gubernamental. ¡Qué nuestra esperanza no se defraude!