No estamos en campaña política, solo vamos a reflexionar sobre promesas, que se debieron iniciar o cumplir en el año 2012 y que quedaron en veremos, por diferentes motivos. La Doble Calzada Bogotá – Girardot: hace 7 años, se inició la construcción de los 112 Kms, el plazo inicial era de 60 meses y se amplió a 94 meses que se cumplen en junio de 2013, a la obra todavía le faltan 20 kilómetros. El Metro para Bogotá: sigue sin avanzar, aunque ya hay diseños, en 2012 tampoco estuvieron listos los estudios, además, el Banco Mundial no avaló el proyecto. Descontaminación del río Bogotá: desde hace 20 años y por cuenta de una acción popular, se habla de la descontaminación del río Bogotá, ojalá que en este año se inicien los trabajos. El Huila no es ajeno a esta problemática vergonzosa, de promesas incumplidas y obras inconclusas, como es el caso del distrito de riego Tesalia – Paicol, que ya tiene atraso y sobrecostos; la Torre Materno Infantil del Hospital Universitario, que quedó abandonada, por falta de músculo financiero del contratista; las vías Isnos – Paletarà – Popayán y La Plata – Totoró – Popayán, que están semiparalizadas y requieren mayor presupuesto, son vías estratégicas que permitirán sacar achiras, cholupas, tilapias, café, ganado en canal, por el puerto de Buenaventura, ahora que hay TLC con Raimundo y todo el mundo; por consiguiente es indispensable iniciar la construcción del nuevo puente en el Paso del Colegio. Las vías Colombia – La Uribe y Neiva – San Vicente del Caguán, prácticamente están abandonadas y sin recursos. Varios megacolegios departamentales quedaron inconclusos, por diferentes circunstancias. En Neiva hay que rediseñar el Parque de la Música, debido a fallas en el estudio de suelos; propongo que si el acuífero existente en la Concha Acústica, tiene buen caudal, se haga allí el Parque del Agua y se traslade el Parque de la Música a otro sitio, para evitar sobrecostos. Este caos en la construcción de la infraestructura nacional y regional, se debe a la falta de planeación; estudios, diseños y presupuestos incompletos, y procesos amañados en la contratación. Definitivamente en esta jungla opita, hay elefantes blancos, azules, rojos y de otros colores.