La Nación
Purgar la Policía 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Purgar la Policía

 

Alexander Molina Guzmán

 

Hay policías que tienen la vocación del servicio a la comunidad, los conocemos de primera mano y sabemos que le hacen honor al uniforme que portan, pero hay otros que no merecen estar en esa institución. El hecho que haya policías asesinando ciudadanos indica que se tocó fondo, pues bajo ningún pretexto un policía puede asesinar a ciudadanos indefensos.

 

El juego de palabras de “son más los policías buenos que los malos”, que “son sólo algunas manzanas podridas” o que asesinar ciudadanos “son hechos aislados” es una forma de desviar la atención y no aceptar que hay que depurar la policía. Y por ese camino, ese sueño infantil de “cuando grande quiero ser policía” también está siendo “asesinado”.

 

Para ser policía se requiere tener la vocación para serlo: así como hay maestros que arruinan la educación de un niño porque no tienen la vocación para educar, un policía sin vocación para proteger la vida terminará hasta asesinando esa vida que juró proteger. La institución policial no puede seguir negando que algo está fallando en la selección, la incorporación y la permanencia de los policías. Cuando hay policías que se unen a las bandas delincuenciales, que crean su propia banda para delinquir, que trabajan para los carteles del narcotráfico, que se vuelven “mulas”, que dejan trabajar a los “jibaros”, que se vuelven proxenetas, que infiltran las marchas para arruinarlas, que se vuelven pandilleros, que utilizan un CAI para abusar de una mujer o para darle una golpiza a un ciudadano hasta matarlo…son evidencias contundentes que indican que esa institución requiere una purga, porque no hay nada más peligroso que un policía sin vocación. Un policía sin vocación es un arma letal contra la sociedad y contra la propia institución policial.

 

Y esa purga tendría que ser a todo nivel, pues si los comandantes de la policía no tienen la autoridad, el control o el mando sobre su tropa ¿qué hacen ahí? Eso fue lo que se notó en las protestas que se originaron por el asesinato del señor Javier Ordoñez, pues vimos  policías atacando a ciudadanos indefensos, dándoles garrote, disparándoles, golpeando carros, actuando sin control ni mando. Ahora, si eso que hicieron sí tuvo el beneplácito de sus comandantes, es mucho más grave, pues es una señal inequívoca de la ruptura no sólo entre la ciudadanía y la policía, sino entre la policía y la Constitución Política. Es decir, la propia policía subvirtiendo el orden constitucional. ¡El acabose!

 

Claro que necesitamos de la policía, pero una policía respetuosa de la sociedad y del orden constitucional.