Concluido el prolongado paro cafetero nacional, el más extenso y firme en la historia nacional de los cultivadores del grano, y firmado el acuerdo al amanecer del viernes en Pereira, es momento de hacer algunas reflexiones respecto de los alcances logrados por nuestros campesinos y el entorno en el que se movió esta protesta que, en el caso del Huila, alcanzó los más altos niveles de afectación sobre toda la vida regional. Concluido el prolongado paro cafetero nacional, el más extenso y firme en la historia nacional de los cultivadores del grano, y firmado el acuerdo al amanecer del viernes en Pereira, es momento de hacer algunas reflexiones respecto de los alcances logrados por nuestros campesinos y el entorno en el que se movió esta protesta que, en el caso del Huila, alcanzó los más altos niveles de afectación sobre toda la vida regional. Mientras algunos sectores del país – especialmente tecnócratas – cuestionan duramente el otorgamiento del apoyo que recibirán nuestros cultivadores por este año, acá creemos que es apenas justo y necesario respaldarlos en un momento de gravísima crisis como el que llevan soportando durante meses; así estamos protegiendo a casi 600 mil familias – la mayor parte pobres – y más de 2 millones de empleos. Ahora bien, si de subsidios hablamos en Estados Unidos, donde su agricultura goza de enormes beneficios tributarios, préstamos, subsidios y apoyos que suman billones de dólares anuales que se han mantenido durante décadas en aras de la seguridad alimentaria, la protección de los empleos y la calidad de vida de sus granjeros; al igual ocurre en muchas naciones europeas y países de este lado como Brasil y Argentina. Y acá se ve como escandaloso que una pequeña porción de recursos oficiales vaya en auxilio de desesperadas familias trabajadoras del producto estrella de Colombia ante el mundo. En cuanto al papel desempeñado por el Gobierno y las autoridades armadas, no fue bueno el desempeño del presidente Santos; no solo no evitó el paro, advertido como estaba, sino que lo dejó crecer a niveles peligrosos y debió recurrir al papel conciliador del vicepresidente Garzón para los acuerdos. Pero además, terminó generando duros enfrentamientos con la fuerza pública con más de un centenar de heridos por la imprudente actuación de antimotines que pudieron agravar la perturbación del orden público. El gobernador (e) del Huila, Julio César Triana y la mayor parte de los alcaldes, con algunas excepciones, sin vulnerar su papel de autoridades manejaron con calma y prudencia las protestas, se ocuparon de la crisis con las medidas adecuadas y evitaron que llegáramos a tensiones más fuertes, en tanto que los congresistas, a quienes se reclamaba su presencia en los sitios de protesta, estuvieron donde debían estar, ante el Alto Gobierno y en las mesas de discusiones perfilando las soluciones. Así el Huila, sumando a los dirigentes de la protesta cafetera Teódulo Guzmán y Orlando Beltrán, políticos de vieja data hoy comprometidos a fondo con el café, fue protagonista de primer orden en el nuevo mapa de poder del grano. Aunque el paro logró una fórmula para blindar el precio interno, la principal reclamación, los demás puntos seguirán en la agenda, entre ellos, la reestructuración de la Federación de Cafeteros, una institucionalidad que como quedó demostrado no representa a los productores de base. Terminó el paro, volvemos a la normalidad pero el mundo cafetero nacional no será el mismo a partir de hoy. Esperamos que para darle un nuevo rumbo y convertir a nuestros campesinos en orgullosos portaestandartes del país y no menesterosos del Estado. “Terminó el paro, volvemos a la normalidad pero el mundo cafetero nacional no será el mismo a partir de hoy”. EDITORIALITO Por haber cobrado unos viáticos injustificadamente el alcalde de Palermo Orlando Polo Pimentel enfrenta un proceso verbal en la Procuraduría Provincial de Neiva. Por las pruebas presentadas, el mandatario está en serias dificultades que no le garantizan su permanencia en el cargo.